Capitulo 26

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Las manos de Benedict se encontraban rodeando mi cintura mientras nuestros cuerpos no se despegaban ni un segundo. Su calor corporal junto a mi me hacia sentir mas completa que nunca, quería que ese pequeño instante de afecto durara para siempre. Pero lo inevitable iba a llegar, tarde o temprano tendríamos que enfrentarnos a la realidad, enfrentar a mi padre y al que dirán. ¿Cómo se supone que lo va a tomar? Por algunos minutos el miedo de que mi padre tocara mi puerta y se percate que Benedict durmió toda la noche conmigo me estremecía el pecho. Quería disfrutar de esto con armonía, quería amarlo con tranquilidad y como es debido pero el miedo constante a la vez me enfermaba. Me ponía triste pensar en todos los posibles finales que podría tener porque con un poco de lógica ninguno era bueno, y sin darme cuenta me encontraba llorando.

Benedict se despertó al escucharme y al instante solo se decidió por abrazarme aun mas. Sin haberle dicho nada él entendió todo. Y solamente con eso yo también entendí que estar con el era mi lugar.

-Mi amor ¿estas bien? ¿Qué pasa? –pregunta Benedict acariciando mi rostro mientras seguimos acostados.

-Pasa que te amo. Y me da miedo pensar en como van a resultar las cosas ¿Qué vamos a hacer con mi padre? –pregunto nerviosa.

-Nunca quise pensar en eso y ahora es inevitable, pero no podemos decir nada por ahora, no quiero arruinarle el viaje ni mucho menos que se torne incomodo, no te olvides que comparto habitación con el. –dice Benedict y yo asiento. No había manera de que ahora resulte bien decírselo.

-Si, tienes razón debemos esperar. ¿Entonces no vas a dormir mas conmigo? –le digo triste acercándome aun mas a él.

-Si fuera por mí te comería a besos todas las noches. Pero va a preguntar por mi, asi que... -responde Benedict.

-¿Y ahora? ¿Qué le dirás? –le pregunto.

-Probablemente que pase la noche con la mujer mas increíble. Pero sin contarle el pequeño detalle que es su hija. –contesta Benedict dándome un beso.

-Me parece bien. –digo correspondiendo su beso. –Bueno, en media hora tenemos la excursión, será mejor que salgamos de la cama. –digo levantándome.

-Si, pero todavía tenemos un ratito. –dice Benedict.

-¿Para qué? –pregunto inocente.

-Para esto. –dice Benedict arrojándome devuelta en la cama para subirse encima mío y darme besos. –Extrañaba mucho hacerte esto. –agrega y nos dedicamos a amarnos unos minutos más.

Al salir del camarote tomamos todos los recaudos para que nadie nos vea salir juntos, sentir que nos escondíamos constantemente de todos aumentaba la paranoia y la adrenalina, pero a su vez también el deseo.

La tarde de excursión y playa daba la sensación de normalidad por momentos. Mi padre muy enamorado de Mercedes, Benjamín siendo un hermanastro y amigo más aproximando daiquiris para todos, y Benedict siendo solo un amigo de mi papa que no tenia ninguna conexión conmigo además de ser mi profesor. Lo cual hasta ese momento me parecía inconcebible de creer lo que en realidad estaba pasando. Por dentro ambos nos debatíamos entre hacer lo correcto y olvidar lo que teníamos o hacer lo difícil e intentar estar juntos. Pero ambas opciones requerían un sacrificio, de ninguna manera podía salir bien y el sentimiento de culpa comenzó a apoderarse de mí.

Luego de largas horas de playa y exposición al sol finalmente volvimos al crucero. El cansancio domino mi cuerpo y después de una larga ducha con intención de quitar toda la arena me dormí una larga siesta.

Las 20:06 pm daba el reloj y sentí unos fuertes golpes en mi puerta. Rápido trate de arreglarme un poco, de ninguna manera dejaría que Benedict me vea así de desarreglada o ahí si no habría que intentar pelear por nada.

Mi Profesor (Benedict Cumberbatch y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora