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Caminaba por las calles hacia la típica y ya muy conocida parada del bus. Mientras se dirigía allá no podía dejar de pensar en todos los momentos que vivió con Jungkook por esos lares; la primera vez que lo vió cuando regresó por sus acuarelas y descubrió que vivían cerca, el día en que Jungkook lo llevó a aquel callejón para hablar, la infinidad de veces que caminaron por esas calles rumbo a la academia de artes, cuando iban a aquella parada del bus para ir a Lotte World o a inscribirse a la preparatoria, lugar donde hoy comenzaría el primer día de clases.

Tres semanas habían pasado desde la última vez que tuvo contacto con Jungkook. Tres semanas de llorar día tras día al irse dando cuenta que el castaño salió de su vida sin aviso previo. Había ido todos los días de la primer semana a su casa en busca del chico, pero ni una de todas esas veces le abrieron la puerta. Después de esa semana dejó de insistir. Seokjin lo apoyaba siempre que era llamado por el pelinegro, y siempre lo aconsejaba diciéndole que aceptara el hecho de que se había ido de su vida y que debía comenzar a superarlo o al menos seguir con normalidad.

Estaba esperando el bus directo al centro de Seúl, recordó que Jungkook y él planearon irse juntos desde el primer día, pero no estaba sucediendo.

Al subir su corazón comenzó a acelerarse, pues sabía que sí o sí debía ver a Jungkook en la preparatoria, pues estaba inscrito ahí, y aunque le tenía cierto rencor quería verlo para corroborar que el castaño estaba bien.

Recorrió la mitad de la ciudad y llegó la hora de bajarse junto con más estudiantes que abarrotaron el autobús, caminando un par de cuadras hasta llegar a la institución. La entrada estaba llena de alumnos, unos que ya estudiaban ahí y otros de nuevo ingreso como él. Se sentía pequeño y abrumado, cómo le hubiera encantado tener al castaño a su lado diciéndole que todo estaba bien y sosteniendo su mano, pero eso no pasaría más allá de un simple deseo.

Después de esquivar a varias personas pudo ver en el tablero su nombre, y casi se desmaya al ver el nombre de Jungkook justo abajo del suyo, estarían en el mismo salón de clases.

Se adentró buscando su salón correspondiente y cuando al fin lo encontró entró, encontrándose con varios ojos curiosos con su llegada, pero en segundos dejaron de poner su atención en él y siguieron con lo suyo. Buscó con la mirada un lugar disponible, y encontró uno en la hilera pegada a la ventana, ni tan adelante ni tan atrás. Detrás de él había un chico de lentes y cabello café oscuro, le sonrió y Jimin al inicio se sintió confundido, pero igual le devolvió la sonrisa un poco incómodo, pues eso era un gesto inusual en las personas, tomó asiento y sintió como un dedo chocó varias veces contra su hombro, se dió media vuelta en su asiento para encarar al chico sonriente que le había llamado.

-Hola, ¿Cómo te llamas?

-Hola... Soy Jimin. Park Jimin.

-Mucho gusto, Jimin, soy Kim Taehyung. -El chico no dejaba de mostrar su peculiar sonrisa, a comparación de Jimin que estaba muy nervioso por el primer día de clases (y por ver a Jungkook) el tal Taehyung se veía demasiado emocionado.

-Igual, es un gusto. -Jimin le sonrió destensandose un poco más.

-¿Qué te parece la institución? ¿No es todo un sueño? -Preguntó el chico con mucha emoción para seguir la conversación.

Jimin recordó que en sí no era su sueño entrar ahí, sino el de Jungkook, y era sólo por él que había presentado el examen de admisión.

-Sí, supongo.

Jimin no dejaba de voltear hacia la ventana, y Taehyung notó eso.

-¿Buscas a alguien? -Imitó la acción de Jimin buscando a través de la ventana como queriendo ayudarle, aunque no tuviera ni idea de qué buscaban.

Porque odio a los príncipes. [JJK + PJM] Jikookmin✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora