Porque odio a los príncipes. [JJK + PJM] Jikookmin✨

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.POV: JUNGKOOK

Tres días.

Tres días que para mí fueron como una eternidad. En el momento que ví la llamada perdida muchas cosas vinieron a mi mente, pero la primer emoción fue una: alegría.

Ver aquello me aceleró el corazón, pues pensé que algo así no sería posible de nuevo ni en esta vida, ni en otra. Pero ahí estaba, Jimin buscándome.

Fue entonces que Hoseok conectó los hilos, y nos dimos cuenta que en realidad quien quería verme no era Taehyung, sino Jimin, pero no pude contestar su llamada y luego me quedé sin batería.

Quise llamarle de nuevo, pero Hoseok me dijo que disfrutara de estos días restantes en Gwangju con los abuelos, y que dejara el tema para luego, que de todas formas regresando sabría por que me buscó. Y en serio quise olvidarme un rato de ello, pero la verdad fue que la intriga me carcomió, y estos días se hicieron eternos.

Ahora nos encontramos en la estación de autobuses, le dije a Hobi que tomaramos el tren por ser más barato pero no quiso.

-¿Emocionado?

-Más bien, nervioso. -Contesté. -Ahora sí podré saber por qué Jimin quiere verme.

-Sea lo que sea, mantén tu cordura. Puede que sea por algo bueno, así como puede ser por una mala razón. Tienes que estar preparado para todo.

Asentí aceptando la lógica de sus palabras. Hoseok tenía razón, Jimin era muy lindo amando, pero también podía llegar a ser despiadado escupiendote sus palabras. No tenía ni idea de cuáles serían sus razones para querer verme, pero lo escucharía.

Llegó el autobús y subimos. Ahora comenzaba a extrañar más a los abuelos, y aunque nos despedimos con una sonrisa, me duele dejarlos de nuevo. Espero pronto volver a verlos.

Ahora voy camino a Seúl, con una interrogante en la cabeza, y una emoción enorme en el corazón.

FIN DEL POV.

~💖~

-¿Otra carta, señora Song?

-Oh, mi hija se ha vuelto a acordar de su vieja madre. -Rió preparándose para levantarse.

-No, no, no. No se preocupe. -La chica la volvió a recostar evitando que la señora se levantara. -Yo la traigo. -Le regaló una dulce sonrisa y se aproximó a la ventana. Una paloma mensajera estaba en el borde, y la enfermera tomó la carta y desenrolló el hilo. Posteriormente, la paloma emprendió su viaje de regreso. -Es hermoso que su hija siga usando palomas mensajeras. -Regresó a la cama y le extendió la carta a la mujer. -¿Por qué nunca la he visto?

-Es una mujer muy ocupada. -Sonrió la señora mientras desenrollaba la hoja. -Espero que un día pueda venir. Pero como puede ver, no se ha olvidado de mí.

La chica solamente asintió mientras sonreía. Vió como la mujer leía la carta, sin dejar de lado aquella sonrisa que siempre estaba en su rostro, pero algo peculiar que nunca dejó de notar, es que esa sonrisa se convertía en una mueca extraña cada vez que la mujer leía las cartas que su hija le mandaba, y a veces, llegaba hasta las lágrimas, y esta vez no era la excepción.

-No llore, señora Song. No sé lo que diga la carta, pero su rostro se ve mejor con esa bella sonrisa suya. -Se sentó a la orilla de la cama, viendo cómo la mujer doblaba la hoja para posteriormente guardarla en el cajón del buró a un lado de su cama.