J O Y C K

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El beso.

Joy se encontraba en el salón de música, apuntando lo que estaba escrito en la pizarra sintiendo un fuerte disturbio a su lado. Sabía quién era, el famoso Beck Amell, uno de los idiotas de la escuela, junto con toda su banda de monos voladores.

—¿Algo que quieras decirme Amell? —Volteó encontrándose con esa mirada.

Beck por otro lado le sorprendió un poco que ella supiera las intenciones de hablarle. Pero al final llegó a la gran conclusión que es Joy Kinkle, una espía encubierta mandada por sus padres o la misma Dylan.

—Puede ser... Algo así... Quiero que dejes tu amistad con mi hermana.

—¿Con quién? —ella sabía a que se refería. Pero quería oírlo decirlo.

—Sabes perfectamente de quien hablo, Dylan.

Ella sonrió complacida al escucharlo decir eso, ella ya lo sabía, desde hace tiempo. Cuando eran niños así les fueron presentados, pero después todo circuló diferente. Como si no fueran familia.

—Uy si, que miedo. Beck Bartolomeo Amell me está amenazando —él solo rodó los ojos. Odiaba el sarcasmo de la chica, pero le parecía atractivo de alguna forma.

Beck estaba decidido a hacer lo que fuera necesario para que Dylan y Joy no fuesen amigas, lastimando a alguien en el proceso si creyera que era necesario y que sería lo mejor para su relación de hermanos.

Una idea paso por su mente, pensó que estaba estúpido por un momento, pero después de pensar con claridad confío en que pudiese funcionar el plan que llevaría a cabo. Sería algo corto, conciso y efectivo.

—¿Qué tal si vamos a la cafetería? Te puedo comprar algo —propuso el chico. Ella frunció el ceño confundida y molesta.

—Créeme, no necesito nada de ti. Gracias moco, pero no.

—Bueno, solo decía, pero hoy vi llegar esos chocolates que tanto te gustan.

Así como ella lo sabía casi todo, él sabía algunas cosas de la chica. También solía prestar atención en lo que ella hacía, decía o incluso los gestos que interpretaba en diversas ocasiones. Y no sabía porqué lo hacía, no había necesidad de hacerlo, pero le parecía algo enigmática, y precisaba saber todo de ella.

No era a voluntad propia, algo dentro de él lo obligaba a hacer esto aunque sabía muy bien lo que implicaba, el riesgo y la consecuencias pero lo valía.

—Solo por eso iré.

Dylan también se encontraba en la cafetería, su plan era brillante, por fin se desharía de Joy, y creía que era mejor que lo hiciera ahora que apenas se conocen, a que lo haga cuando ya sean mejores amigas, así le dolerá menos y tendrá su reputación intacta con Dylan.

—Presiento que esto va más allá de una barra de chocolate —habló cruzada de brazos, tragó en seco y rió.

—Vamos Kinkle, no juegues. No soy un idiota con todas las chicas —respondió nervioso. Como les decía, Joy era muy persuasiva.

Theo hacia los ejercicios que Dylan le ponía, mientras ella estaba en su teléfono, tal vez leyendo algún artículo que le interese o escribía su ensayo para la clase de literatura, era toda una nerd, de no ser porque usa lentes de contacto, parecería una verdadera nerd, los brackets se los había quitado el año pasado, así que, ahora si se veía muy bien.

En fin, compró las aguas y los chocolates mientras Joy veía otros chocolates y la comida como si los deseara sexualmente, para Beck era asqueroso ver esta escena. Realmente asqueroso. Como sea, tenía que llevar a cabo su plan.

EBDLFVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora