J A C K E R

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Personajes: Parker Reed y Jack Morrison.

Advertencia: Posible smut.

Canción:
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Terminaba de hacer la decoración de un pastel que debía entregar al día siguiente. Se veía tan concentrado que no podía dejar de pensar en todo el esfuerzo que había puesto en aquel pastel. Merecía el mundo entero, mi esposo, Jack Morrison-Reed.

Me quedé en la puerta viéndolo, recargado en el marco y sosteniendo el saco de mi traje. Yo también había tenido un día muy pesado. Y lo único bueno era ver a Jack llegando del trabajo.

Habíamos acordado que yo lo esperaría en casa, pero no podía llegar sabiendo que él no está, sabiendo que la mesa donde nos sentamos a cenar cada noche está sin su presencia, no podía incluso comer la mitad de la comida que ordené de su restaurante favorito.

—Sé que estás aquí, Parker —escucho su voz a unos metros de mí. Muerdo mi labio.

Trato de darle una buena imagen mirándolo de arriba hacia abajo. Él carraspea y vuelve a lo suyo, a veces tiende a olvidar que estamos casados.

Me acerco a él con la intención de atrapadarlo entre mis brazos, así lo hago.

—No olvides que somos esposos, amor —susurro—. Aunque debo admitir que es divertido y sexy que me mires como cuando no eramos novios aún.

—¿Y cómo es eso? —dice él.

—Como un chico tímido y enamorado.

—Sigo enamorado, cielo.

Siento algo en mi parte baja cuando dice eso, amo que diga eso. Amo que me ame, que esté tan enamorado de mí como yo de él.

Como está todavía ocupado con el pastel, acerco mi cabeza su cuello provocandole cosquilleo en el. Su piel se estremece y ataco con mis labios su cuello, suavemente. No quiero distraerlo tanto, pero tengo la necesidad de recompensar lo bien que se ha portado.

Jadea al sentir mi lengua. —Cariño... Estoy algo ocupado.

—Tranquilo, será rápido.

Volteo su cuerpo para besarle. —No quiero nada rápido, no me gusta Parker.

Rio, es cierto. Le molesta cuando tenemos que hacerlo rápido, cuando yo necesito estar en una hora en el trabajo o cuando él tiene que entregar algún pedido.

—No tenemos opción —hace un puchero.

Vuelvo a besarlo. Él me toma por la nuca y profundiza el beso apartandose de su obra maestra. Sé que tratará de alejarme de todo lo que podamos romper así que nos dirijo a una mesa larga y vacía.

Es perfecta.

Ayudo a quitarle el delantal que estorba entre nosotros mientras intento sacar su playera.

Su cuerpo se recarga en ella, jadea de nuevo cuando tomo con mis manos su trasero. Es tan lindo escuchar sus sonidos obsenos, sobretodo cuando su voz se vuelve ronca, me fascina.

Bajo de nuevo a su cuello y succiono su piel dejando una marca. Gime y yo me deleito de eso. Toma el cruce de botones de mi camisa y la despedasa totalmente dejando a la vista mi torso al descubierto. Eso hace que algo en mí crezca.

EBDLFVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora