J A C K L Y

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Personajes: Skylar Black y Jack Morrison

Advertencias: Te vas a morir de amor
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Una de mis cosas favoritas en el mundo es que las personas prueben todo lo que hago, entre comida, pasteles, postres de cualquier tipo. En conclusión, todo lo bueno.

Pero... Skylar era la única persona que escuchaba realmente, tal vez por lo directo que llega a ser y honesto, pero es la única persona a la que deseo darle de todo lo que hago.

—¿Y qué tal? —pregunté viendo como pasaba la galleta con glaseado.

Se quedó por unos segundos callado, y era algo que podía sentirse eterno a la hora de que él hablara.

—Muy buena.

Suspiré aliviado. En verdad lo era a la hora de complacer a Skylar.

Éste se acercó a donde yo estaba, me ponía bastante nervioso pero era aceptable. Con tan solo tenerlo cerca me bastaba.

—Es lo más delicioso que he probado —susurró contra mi oído.

Al final dando un pequeño beso en mi mejilla, mi respiración irregular me delataba pero qué importaba, ahora él era mi novio.

—Y eso que no has probado todo —digo, divagando como todo el tiempo.

—¿Y qué me sugieres probar?

¿Por qué no empiezas probándome a mí? Sería más divertido.

Pero lo que salió de mi boca fue.

—Pasta —no sé a dónde llevaría esto...

—¿Pasta?

—Es deliciosa y muy cremosa —muerdo mi labio, muy nervioso.

¿Qué más podía decir? ¿Qué más podía arruinar este día?

Él rie un poco. —¿Sabes? Hace poco estaba recordando todo lo que hicimos en el instituto, ¿tú lo recuerdas?

Cómo olvidarlo, nos escondiamos todo el tiempo de profesores, supervisores y el director para poder tener nuestra ridícula historia de amor.

Algo cursi para el estilo de Skylar, y algo perfecto para mí.

—Claro... Es difícil olvidar.

—Recuerdo tantas cosas. Cosas que quiero volver a hacer —para este pequeño punto él estaba detrás mío, susurrando en mi oído.

Al forma en cómo lo hacía, en cómo su cuerpo se pegaba al mío era realmente mágico para todo lo que provocaba en mí.

—Puedes hacerlo... Puedes probar esto.

Siento como su sonrisa se ensancha contra mi oído. Sus manos en mis caderas pegándonos en el proceso.

Mi cuerpo es transportado al sillón al ser atacado por sus besos, sus besos que sabían al glaseado de las galletas que preparé, en el fondo de mi ser estaba agradecido de haber hecho mis famosas galletas glaseadas.

Tomo su cuello y presiono, no quiero que se separe de mí en estos momentos. Es lo que quería desde hace tiempo y que habíamos dejado atrás.

Quité su gorro y lo aventé sin saber dónde caería. Sus rulos rubios se veían desordenados y muy bien entre mis manos.

Mi camisa se desprendió de mi cuerpo, Skylar recorrió sus dedos por mi abdomen, trazando líneas en él. Estaba acostado y él encima de mí, viéndome con ternura. Como si fuese un niño al cual proteger de cualquier cosa.

Pero en su mirada me decía todas las cosas que quería hacerme en ese instante. Y yo estaba dispuesto a dejarme llevar por los encantos de Skylar Black.

—Vamos, bésame —pedí.

—Quiero seguirle viéndote... Quiero seguir viendo lo hermoso y perfecto que eres para mí.

—Skylar —dije al borde de colapsar.

Su voz ronca soltó un sonido —que era parecido a un gruñido— sorpresivamente embriagante. Era perfecto de solo volver a imaginarlo en mi cabeza.

Solté un jadeo ronco y rasposo que a él le encantó escuchar. Pidió que lo hiciera de nuevo.

Tomé su nuca y conecté mis labios con los suyos. Suplicando que acabase con lo que empezó.

Con firmeza tomó mis caderas y tiró de mí para quedar a su total disposición. Skylar se quitó su camisa y desabrocho su pantalón.

—Quítate los vaqueros.

Acaté su orden y me despoje de aquellos vaqueros que salieron volando. Pasó una mano por mi trasero, amoldando algo que no existía.

—Quiero que me digas si te duele —susurro contra mí—. O si quieres que te de más fuerte...

Tragué duro y asentí.

Seguramente pediría que me dejara en silla de ruedas, pero no importaba.

Sentí como al bajar mi ropa interior comenzó a estimularme. Jadeos salían de mí, todo yo estaba desesperado por sentirlo a él.

Grité al sentirlo. Fue lento y delicado, pero hacía mucho tiempo que no llevaba práctica en esto.

—¿Estás bien? —preguntó, preocupado.

—S-sigue...

—¿Estás seguro? —Asentí.

—Bien. Me moveré lento.

Así lo hizo, inició las embestidas con lentitud, suaves y con muchos mimos por parte de él. Suspiraba con constancia cuando me decía lo hermoso que era, o que estaba hecho por dioses griegos.

Después... Inició el verdadero placer. Skylar se había vuelto un verdadero dios en el sexo. ¿Cuándo había pasado? ¿Qué había pasado con el tímido?

—M-más...

Pero yo pedía más. Amaba esto, sentirlo a él y su "magia" para llevarlo hasta el mismo cielo con cada estocada que daba.

Fuertes, duras, rápidas. Todo era posible con Skylar...

Gemí al llegar al clímax y respire agitadamente.

—¿Quieres salir mañana conmigo?

—¿No es muy tarde para eso?

—Nunca es tarde para mí, lindo.

Me levanté y lo miré, negué con las cabeza.

—Ya no te juntes con Parker... —y besé sus labios—. Te espero mañana a las seis.

—Como tú mandes, lindo.

EBDLFVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora