E L I K E R

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Personajes: Elijah Kazh y Parker Reed
Advertencia: T O D A S
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Me estaba arreglando para mi primera cita, estaba con nervios ya que solo habíamos hablado por mensajes y llamadas, era extraño que ahora fuéramos a vernos en unas pocas horas. Rochel estaba conmigo, apoyándome moralmente, estaba segura que esto sería un gran paso para mí.

Desde que ella había dejado a Margot era otra totalmente distinta, ya no llegaba al departamento a horas decentes y los gemidos en su habitación eran constantes, mucho más en fines de semana.

Ella misma me había animado a que tuviera lo que ahora se le conoce como Sugar Daddy, yo no había estado seguro hasta que supe que no todos buscaban a chicas y no todos eran tan viejos como los mitos decían. 

—¿Y a qué hora te verás con Elijah? —preguntó Rochel mientras fumaba un puro.

—En un par de horas.

—Bueno si te sirve de algo, estaré aquí todo el día y noche. Hoy no saldré.

—Milagro —alzo las manos—. ¿Qué cambio?

—Un trío muy esperado. Beck y Jack hicieron un trato conmigo y las chicas —suspira como si estuviese enamorada—. Tendré sexo con ellas y pues, no tengo que salir.

—Que suerte la tuya —ruedo los ojos—. Espero que no hagas nada malo con ellas, eh. Son mis amigas y no quiero las lastimes.

—Tranquilo. Ellas tienen novio y será cosa de una sola vez, me quiero quitar las ganas.

Niego con la cabeza y me veo al espejo, llevo puesto un traje que pienso que podría gustarle. Me dijo que iríamos a un restaurante a comer, para conocernos mejor y así poner las cosas claras.

[...]

Gimo en voz alta y muy ronca que me arde la garganta, Elijah me masturba mientras estoy inclinado en la mesa de billar. Su mano en mi polla es caliente de solo sentirla, hace que me estremezca.

—¿Quieres más, pretty boy?

—P-por favor... sigue d-daddy... —suelto entre jadeos.

Ya habían pasado dos meses desde que nos conocemos en persona. Era un hombre empresario con un fideicomiso muy grande gracia a lo que su padre le había heredado. Había hecho de eso un imperio, mejor que el de mis padres.

Era de la edad de Francis y era demasiado bueno en el sexo como para pensar en otra cosa en el día. Cada que follo con él necesito hacerlo una y otra vez, porque siento que no es suficiente. 

—Vamos... —me susurra—. Necesito follar ese culo.

Me jala de la corbata que llevo en mi cuello y me lleva a su cama que no está muy lejos de donde nos encontrábamos, porque para ser millonario tenía un apartamento muy pequeño.

—¿Quieres follarme? —pregunto juguetón, eso le encanta. Asiente mientras me toma del trasero y me deja en cuatro para él.

Jadeo al sentir sus dedos rozar con mi entrada, están húmedos y eso me hace sentir escalofríos. Elijah Kazh es jodidamente sexi en el sexo y está totalmente loco al momento que una idea se le cruza por la cabeza. A veces involucra un columpio, a veces hacerlo con un muñeco y dejarme con más ganas o usa cosas inusuales que hacen que me corra más rápido.

—Estás jodidamente apretado —deja un azote en mi culo—. Me encanta.

Después de estimularme por unos momentos me penetra por completo, sacando de mí un grito dejándome en evidencia de lo necesitado que estaba por él. Las estocadas no tardan en aparecer, una cada vez más dura que la otra, cada vez más excitante. Tocaba en el punto exacto para que yo gimiera de placer.

Y así estuvo dándome estocadas, duras, suaves, sin pudor y con pasión. Cuando estuvimos a punto de llegar se detuvo, sabía como hacerlo mucho mejor. Dejó que pudiéramos regular nuestras respiraciones por un momento.

—Quiero que me des una razón para hacerte llegar... quiero que te lo merezcas.

Trago duro y acerco su rostro al mío para poder besarlo, pero se aparta.

—Si te beso ahora no podré hacerte llegar, quiero follarte hasta que me pidas que lleve al mismo infierno.

—Daddy te lo suplico... te suplico que me folles. Quiero que me hagas llegar al orgasmo.

Lo recuesto en la cama y me inclino a él para poder llegar a sus pezones y lamerlos lentamente; él jadea en tono ronco. Es tan sexi que subo a su boca para sentirla, a pasar de que me lo ha negado; y lo beso.

Deja un par de azotes en mi trasero, el cuál ardía demasiado ya en este punto.

Toma mis hombros y me aparta para después tomar mi cuerpo y ponerse sobre mí. Abre mis piernas, lo más que le permiten estas y saca de su buró algo que me dejó helado.

—Elijah... ¿Q-qué haces?

—Me divierto un poco...

Toma el filo del cuchillo y con un poco de lubricante en su mano, lo deja en mi entrada. Jadeo cuando menos pienso que dejará entrar.

—¡Mierda!

—¿Te gusta? —Asentí lentamente.

¿Qué más podía decir? Estaba loco de remate, pero me encanta. Sus locas ideas, su maravilloso sexo y que fuera tan dominante conmigo.

Unos minutos después ambos terminamos en la cama, tumbados. Nuestras respiraciones se encontraban agitadas y nuestros cuerpos desnudos. Pero había sido una mañana excelente.

—¿Qué quieres desayunar? —dice tomando sus vaqueros—. Iré a la cocina a preparar algo.

—Lo que quieras estará bien.

Él sonríe y se acerca para tomar mi mentón y dejar un beso en mis labios.

—Haré omelette para ambos.

Casi chillo de emoción, él sabía cuanto me gustaban los omelettes. Era retorcidamente perfecto.

EBDLFVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora