Especial 4.0

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Personajes: Sloane Cavanaugh y Parker Reed.

Advertencias: Profesor y alumna, contenido adulto.
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No prestaba atención a la clase, estaba muy ocupada viendo al profesor suplente frente a ella que escuchar lo que decía sobre el examen.

Los chicos atrás solo hablaban de ir al cine después de los exámenes, como recompensa por una semana de mucho esfuerzo.

En cambio las chicas solo hablaban de cosas como enamorar al profesor, sin nada de discreción. Incluso el profesor Reed lo había notado, pero no hacía nada ya que no estaría mucho tiempo ahí.

Sloane no hacía nada, estaba concentrada en aquellos ojos avellanas, el cabello que estaba perfectamente acomodado hacia atrás, dando un mejor aspecto al hombre.

Aunque el profesor Parker Reed no era un hombre grande, no como otros, apenas comenzaba su carrera como maestro que los años eran pocos.

—Y eso sería lo que verán el próximo lunes en el examen... Lastimosamente yo ya no estaré con ustedes para ese momento —todos hacen una mueca.

—No puede irse, profesor Reed. No hará mucha falta.

Sloane se mofó por el comentario de su compañera llevándose la mirada curiosa de Reed.

Sloane Cavanaugh era todo un misterio para él, más bien, para todo su grupo. Siempre se sentaba hasta el final, participaba en clase con comentarios sarcásticos y argumentos que una estudiante de su edad no estaría dispuesta a dar.

—Volveré a hacer prácticas, más adelante, claro. Tal vez llegue a verlos en otra ocasión.

El timbre suena dejando en claro que la clase había acabado. Todos fueron saliendo en orden mientras que Reed miraba a Cavanaugh con lujuria y deseo. Había deseado a la joven desde el primer día que la conoció.

—Srta. Cavanaugh... —habló aquel. Captó la atención de la chica casi de inmediato.

Ella volteó hacia a él y cerró la puerta para dejar mochila y correr a besarlo. Él gustoso la recibió posando sus manos en su cintura, apretando contra él.

—Moría porque te fueras.

—¿Acaso no me quiere aquí, srta. Cavanaugh? Eso me duele.

—Claro que no te quiero aquí. ¿Cómo se supone que voy a besar a mi profesor? —Él siseó, negando con la cabeza—. Es excitante, pero prefiero hacerlo con mi futuro prometido.

Lo que nadie en aquella escuela sabía era que aquellas pequeñas prácticas habían sido un arreglo para que el joven Reed tuviese vigilada a la joven Cavanaugh, todo por orden de ambos padres.

Sloane era rebelde y Parker un mujeriego de primera. Eran el futuro de las compañías familiares y aquella fusión serían lo mejor.

El único inconveniente era que ambos eran demasiado jóvenes para heredar todo un legado multimillonario.

—«Prometido». Suena jodidamente sexi saliendo de tus dulces labios.

—¿Quieres irte de aquí?

—Es mi última clase.

—Lo sé, por eso lo digo —susurró contra sus labios.

Ella jadeó un poco excitada. Asintió sin siquiera pensarlo.

[...]

Los besos que depositaba Reed en ella eran candentes, llenos de pasión y deseo. Despojaban de sus ropas mientras trataban de llegar a alguna de la habitaciones.

—Joder, no creo poder soportar los preliminares —jadeó él.

—Pues tendrás que hacerlo —demandó ella, dejando ver quien mandaba en la relación.

«Esperé tanto por esto. Puedo soportarlo». Pensó aquel.

Ella estrelló el cuerpo de Parker en la puerta de su habitación. Él sonrió sintiendo una descarga llena de placer.

Sus manos recorrieron su cuerpo desesperadamente. Demostrando cuánto quería esto. Bajó hasta su bragueta y tiro de esta; por poco rompiendola a su paso. Dio unos cuantos masajes antes de sacar el miembro de su prometido.

Este estaba erecto, tanto que Sloane se sorprendió de verlo tan despierto. Tragó duro antes de adentrarse a él, recorriendo con lengua la punta.

Cuando su boca lo recibió, Reed sintió el mismo cielo. Cerró los ojos apoyando una mano con la puerta y la otra hundiendo sus dedos en su pelo, instalándola para que se moviese más rápido, más profundo.

Estuvieron un par de minutos hasta que él sintió venirse. Paró en seco. Tomó un preservativo. Segundos después se hundió en ella contra la pared, embistiéndola con fuerza, agitándolo cada vez que la oía gemir su nombre, sintiendo aquel gran momento.

—Tal vez debamos adelantar la boda... —susurró aquel.

—¿Por qué la prisa?

—Porque no soporto otro día sin ti, Sloane.

El placer, el sexo, la gran necesidad. Ella, su maldita perdición.

EBDLFVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora