Capítulo 12: No Way Home.

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|| No Way Home

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|| No Way Home.


Me despido de mamá entre lágrimas, asegurándole que la llamaré en cuanto estemos fuera de Beacon Hills. Stiles me dice que no podré llamar a nadie hasta que el asunto de Gerard, Monroe y Caliope esté resuelto, para no alertar a nadie acerca de nuestro paradero. No puedo aguantarme las lágrimas, abrazo a mamá con mucha más fuerza y le susurro al oido lo mucho que la amo, asimismo le suplico que se cuide y no confíe en nadie fuera de la manada. Mamá me asegura que va a estar bien, me da su bendición y luego le pide a Stiles que encuentre una forma de hacerle saber cuando lleguemos a Texas.

Yo salgo de la casa llorando en silencio, apretando la mano de mi marido en cuanto sus dedos se entrelazan a los míos.

No podemos esperar a que Castiel se recupere del todo de su cirugía, tampoco podemos llevarlo con nosotros en el débil estado en el que se encuentra. El sheriff no ha podido venir a despedirse de nosotros, debe quedarse en la comisaría y pretender que seguimos ocultos en casa de mi madre. Nadie puede sospechar que tenemos la intención de salir de Beacon Hills.

El plan de mi hermano es sencillo. Esperar a que anochezca, salir por la puerta de la cocina, atravesar la zona boscosa detrás de la casa y subir al auto que Malia halla hurtado del estacionamiento del centro comercial y el cual Spencer va a conducir hasta la reserva, en dónde nos adentraremos lo más que se pueda antes de abandonar el coche para continuar a pie.

Stiles lleva en su espalda una mochila en la cual empacó solo lo esencial: un cambio de ropa para cada uno, comida no perecedera para el viaje, dos botellas grandes de agua, nuestras carteras, los celulares apagados, su placa del FBI y su arma... Aunque, bueno, esto último en realidad se halla en la funda sujeta a su pantalón. En todo el trayecto no dejo de pensar en la pistola, en las posibilidades de que algo suceda y Stiles se vea obligado a usarla para defendernos. Por suerte, nada sucede.

Atravesar la zona boscosa y llegar al auto robado nos toma unos veinte o treinta minutos, más o menos, cosa que me agota lo suficiente como para desear poder recostarme y dormir doce horas seguidas, pero hago mi mejor esfuerzo para pretender que no es así.

—¿Todo bien? —me pregunta Derek al tiempo en que mi esposo me abre la puerta del coche.

Me limito a asentir, segura de que si hablo mi voz delataría cuán agitada y exhausta me siento. Luego me deslizo en el asiento trasero y Stiles cierra la puerta. A través de la ventanilla veo que Scott le dice algo a mi marido, a lo que él simplemente asiente una vez antes de rodear el vehículo para sentarse a mi lado.

—¿Listos? —pregunta Spencer en cuanto Stiles sube al auto.

—Si —responde él, entrelazando su mano a la mía.

Spencer da un leve asentimiento, gira la llave en la ignición y pronto estamos en marcha.

La radio está encendida en todo momento, aunque solo sirve como ruido de fondo para el silencio absoluto que mantenemos durante todo el camino hacia nuestro destino.

About Hunters and Witches | AW&W: 6 | Teen WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora