[Libro #6 de la saga "About Werewolves and Witches"]
NOTA: por favor, lee la quinta sección del libro Steredith antes de empezar con este.
Luego de un largo tiempo, la manada se reúne para celebrar con entusiasmo la boda del año.
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|| The Return.
Meredith.
Entre haber sido arrastrada veinte metros por el lodo bajo la lluvia, el accidente de auto provocado por un grupo de cazadores armados hasta los dientes y el enterarme de que en mi vientre hay dos seres humanos, mi mente tiene muchísimo material para aterrorizarme entre sueños, por eso, a pesar de que duermo toda la noche, no consigo descansar casi nada y termino despertando a eso de las seis.
Sin ánimos de volver a cerrar los ojos solo para volver a tener horribles sueños, me dedico a velar el sueño de mi marido, quien duerme en el sofá reclinable apenas a medio metro de mí. Él luce tranquilo, no parece que haya pesadillas perturbándolo, lo cual me relaja un poco pues al menos uno de los dos habrá descansado lo merecido después del agitado día que tuvimos ayer.
Por un momento mi fuero interno quiere ponerse a darle vueltas a los desafortunados eventos, incluyendo la discusión de Stiles con mi hermano, pero se lo impido. No quiero pensar en eso porque no quiero volver a llorar ni tampoco quiero despertar a mi esposo, así que en su lugar, para distraerme, me pongo a repasar la lista de nombres de bebé que tengo ya bien grabada en la memoria, intentando decidir cuales me gustan más para mis mellizos.
No estoy segura de cuánto tiempo pasa desde que despierto hasta el segundo en que la puerta de la habitación se abre, el ruido de las bisagras logrando sacarme de mi ensimismamiento y despertar a Stiles con un sobresalto. Se trata sólo de Allison, vestida con su uniforme de enfermera.
—Buenos días. Perdonen que los despertara, solo vengo a checar que todo esté bien —susurra, caminando hacia mí a la par en que se cuelga al cuello su estetoscopio.
—Está bien. No te preocupes —le responde Stiles con voz pastosa, tallándose los ojos y soltando un bostezo.
—Tengo un rato despierta. ¿Ya se fue mi mamá? —formulo al tiempo en que mi cuñada se dispone a revisar la bolsa del suero y la máquina monitoreando los latidos de mis bebés.
—Hace unas dos horas que Scott la llevó a casa —me dice, su mirada conectando con la mía por apenas un instante.
—Quería quedarse, pero la convencí de irse a casa a descansar —añade Stiles, regresando el sofá a su posición original antes de echar un vistazo a su reloj de muñeca—. ¿Sabes a qué hora viene la doctora Harper a darle el alta? —le pregunta a la pelinegra.
—Su turno comenzó hace poco. Ahora mismo debe estar con una paciente que llegó a emergencias en labor de parto, cuando termine con ella debería venir con ustedes.
Doy un leve asentimiento, comprensiva. Stiles, por otro lado, hace una mueca desaprobatoria.
—¿No puede venir antes? ¿O no puedes darle tú el alta a Mer?
—No, lo siento. —Allison menea un poco la cabeza—. Pero me aseguraré de que la doctora Harper venga aquí en cuanto acabe con la paciente de urgencias.