[Libro #6 de la saga "About Werewolves and Witches"]
NOTA: por favor, lee la quinta sección del libro Steredith antes de empezar con este.
Luego de un largo tiempo, la manada se reúne para celebrar con entusiasmo la boda del año.
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|| Kill Or Be Killed.
Stiles.
Trago en seco, sin poder deshacerme de la sensación de tener un enorme nudo atorado en la garganta, manteniendo la cabeza baja y los ojos cerrados para evitar que más lágrimas se acumulen en ellos. Haberle confesado a Mer todo el asunto de mis pesadillas no me ha hecho sentir mejor, aunque tampoco esperaba que lo hiciera.
—Escuché que tienes pesadillas que se vuelven realidad —enuncia la inconfundible voz de Lilith, hablando en un tono bajo y dulce. A su vez la siento sentarse a mi lado—. ¿Quisieras contarme de ello?
Debo haber estado tan sumido en mis pensamientos llenos de culpa que no me percaté de en qué momento entró a la habitación. No me tomo siquiera la molestia de abrir los ojos para mirarla, tan solo me sorbo la nariz y sacudo la cabeza a modo de respuesta. No quiero hablar más de esos sueños. No quiero hablar más de cómo pude haber evitado que todo esto pasara y aún así no hice absolutamente nada y, cuando por fin traté de hacer algo, fue en vano.
Lilith suspira. La siento removerse un poco en su lugar.
»De acuerdo. Entonces, yo te contaré algo —decreta en el mismo tono de voz. Yo con los ojos cerrados—. Hace poco más de un milenio, existió una bruja con el poder de la clarividencia. Era una mujer de bien, usaba su don para ayudar a quienes lo necesitaran. Todos los que la conocían la adoraban. —Ella hace una breve pausa—. Un día conoció al amor de su vida, un hombre sin magia o la habilidad de un cambiaformas. Un hombre humilde que logró conquistarla con tan solo una sonrisa. Fue muy poco el tiempo que necesitaron para saber que eran almas gemelas.
»Después de un tiempo, ella quedó embarazada. Y entonces él comenzó a tener la misma pesadilla, noche tras noche. Ninguno de los dos entendía por qué lo atormentaba aquel horrible sueño, mucho menos se imaginaban que se tratase de una premonición. Especialmente porque todo en sus vidas era tan tranquilo. No había enemigos ni amenazas de los qué temer. —Para este punto, aunque una parte de mí piensa que tan solo está narrando mi historia con Mer, Lilith tiene toda mi atención—. Los clarividentes no pueden ver su propio destino, Stiles. Pero los bebés, gracias a su instinto de supervivencia, encontrarán la manera de ayudar a que su madre esté a salvo, al menos lo suficiente para traerlos a este mundo. ¿Y qué mejor manera que alertando a su padre de los males que ponen en riesgo sus vidas, o más específicamente, la vida de su madre?
Mi pecho se comprime. No me gusta nada lo que ella está insinuando.
—¿Dices que Mer...?
—No. No doy nada por sentado —me interrumpe, aunque no evita que mi corazón bombeé con pánico—. Me refiero a que —ella suspira con pesadez, yo contengo la respiración—, la clarividente y su familia no sobrevivieron porque estaban solos e indefensos. Jamás habían enfrentado nada parecido. En cambio, ustedes dos tienen una manada, amigos y familiares dispuestos a ayudarlos, a protegerlos, a pelear por ustedes y por los mellizos. Además, tú eres un hombre que ama a su familia con tanto fervor que estuvo dispuesto a morir con ellos al lanzarse de un edificio siendo derribado con misiles. Si eso no es suficiente para saber que harás hasta lo imposible para protegerlos a los tres, no sé qué lo sea.
