Capítulo 4: Bad Moon Rising.

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|| Bad Moon Rising

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|| Bad Moon Rising.

Meredith.




Aplausos y vítores se hacen oír en cuanto los recién casados se dan su primer beso como marido y mujer. Obviamente, yo contribuyo a ese alegre escándalo, pero debo poner en pausa mi participación con los entusiastas "¡wooo!" cuando mi ahora oficialmente nueva cuñada y mi hermano le dan un fin a su beso para girarse hacia los invitados ocupando las bancas de la iglesia y alzar un puño al aire a la par en que sueltan un gran, alegre "¡lo hicimos!", pues debo regresarle a Allison su ramo de jazmines y narcisos.

Apenas un par de segundos después de que ellos empiezan a caminar rumbo a las puertas dobles de la iglesia, con el camarógrafo documentando cada segundo de la ceremonia, Stiles se halla a mi lado para ayudarme a bajar los escalones.

—Gracias, amor —musito, a lo que él me guiña un ojo, pasando un brazo por mi espalda baja.

Siendo seguidos por Lydia, Isaac, Malia y Liam, caminamos un par de metros detrás de los recién casados, llegando al exterior justo al tiempo en que una gélida corriente de aire se hace presente.

—¿Quieres mi saco? —ofrece Stiles, notando con rapidez que se me ha erizado la piel de los brazos.

Meneo la cabeza en respuesta.

—Después de las fotos —le digo—. Por cierto, ¿dónde dejaste mi cámara?

—Se la di a mi papá. Deja voy por ella —replica tras echar un fugaz vistazo detrás nuestro. Los invitados se conglomeran en la entrada de forma veloz y en ninguno de ellos veo el rostro de mi suegro o mis padres.

—Está bien así. No hay prisa —aseguro—. Además, creo que Sydney ya se me adelantó —señalo, haciendo un gesto con la cabeza hacia el frente, en donde nuestra excompañera de la preparatoria está retratando a los novios.

No soy la fotógrafa oficial de la boda, ya que por lo avanzado de mi embarazo ni Allison ni Scott pensaron que fuera justo hacerme trabajar, sin embargo, todo el día he estado tomándome la libertad de sacar unas cuantas fotos para capturar momentos más íntimos –tales como las horas previas a la ceremonia y la preparación de los novios para ésta.

—Bueno, tú dime cuando quieras que vaya por la cámara —pronuncia mi marido, quitándose el saco para colocármelo sobre los hombros.

Le sonrió agradecida y para poder meter los brazos en las mangas le paso mi ramo de dama de honor. Por la panza el saco no me cierra, pero al menos ya no siento tanto el frio que trae consigo la brisa invernal; lo que sí siento, es a mi piñita moviéndose.

—Ay. —Al sentir que me patea en las costillas, cierno los dedos con fuerza alrededor de la muñeca derecha de mi esposo. Eso sí que ha dolido.

—¿Qué pasa, amor?

About Hunters and Witches | AW&W: 6 | Teen WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora