[Libro #6 de la saga "About Werewolves and Witches"]
NOTA: por favor, lee la quinta sección del libro Steredith antes de empezar con este.
Luego de un largo tiempo, la manada se reúne para celebrar con entusiasmo la boda del año.
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|| The Murder Of One.
Mi suegra me manda un mensaje de texto para avisarme que está comprando una pizza y en menos de diez minutos estará con Mer. Allison, desde mucho antes, ya había cerrado con seguro tanto las puertas de la cocina como cada una de las ventanas, así que al salir de la casa solo debe programar la alarma y ponerle el seguro a la puerta principal. Además de eso, cierra la línea de serbal para que ningún ser sobrenatural pueda entrar. De cualquier modo, y a pesar de que Mer se ha encerrado en el sótano, durante todo el trayecto hacia la estación de policías no puedo evitar pensar en que estoy cometiendo una equivocación.
—Ey, tranquilo. —Allison posa una mano sobre mi hombro cuando me detengo a mirar la casa una vez más—. Mi papá llegará en unos minutos también. No estará sola ni desprotegida.
Y así de fácil, con el conocimiento de que Chris Argent-barra-cazador experto estará con mi esposa durante mi ausencia, puedo continuar mi camino hacia el auto de Spencer.
—Creí que te irías con Scott —comenta la mujer coyote desde el asiento del pasajero, cuando me hallo sentado detrás de la piloto.
—Ya estaban ocupados todos los lugares —mascullo.
Malia intercambia una fugaz mirada con la banshee y su novio, quienes están sentados a mi derecha, antes de hacer lo mismo con Spencer y encoger los hombros.
El trayecto a la comisaría me parece eterno, pero quizá se deba al silencio absoluto dentro del vehículo y a la inmensa ansiedad que me provoca el dejar a Mer. Mi fuero interno me recuerda que será solo por un momento, que hablar con mi padre sobre la oficial/cazadora no debe tomarme más de una hora y pronto estaré de vuelta con mi familia.
Cuando me bajo del coche, reviso mi celular para verificar si tengo algún mensaje nuevo. No hay nada en mi bandeja de entrada, pero me convenzo a mí mismo de que es una buena señal. Después de todo, Mer dijo que solo me llamaría si necesitaba algo.
—¿Todo bien?
Levanto la cabeza, encontrándome con la mirada fatigada de Spencer. Doy un asentimiento.
—Todo bien —reafirmo, guardando mi teléfono en el bolsillo trasero de mi pantalón.
Un minuto más tarde, nos encontramos dentro de la comisaría y, mientras atravesamos la estación para llegar a la oficina de mi padre, recibimos muchas miradas extrañadas de parte de los oficiales presentes, lo que me parece de lo más normal teniendo en cuenta que somos un grupo de nueve personas.
Scott, que va al frente del grupo, toca a la puerta de cristal con sus nudillos. Las persianas están abiertas, así que puedo ver a papá enfrascado en lo que sea que esté escribiendo en las hojas que yacen en su escritorio. Él alza la mirada al oír los toquidos y puedo ver confusión en su rostro; con un ademán nos indica que podemos pasar.
