~Lo que dejo la fiesta~

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<<Algunas acciones de nuestra vida a veces tienen consecuencias>>

En la habitación de las jóvenes Gryffindor. Marlene McKinnon, estaba tirada en su cama destrozada por lo que hace unas horas había escuchado. Lily era la que la consolada, no podía dejar a su mejor amiga, sola en estos momentos.

Amely Dumbledore, solo les daba la espalda, estaba tapada de cuerpo completo, con su cobija. No deseaba verla a la cara, estaba sumamente apenada, por lo que había pasado.

Alice, apenas trataba de comprender lo qué pasó, tenía mucho alcohol en su cuerpo, así que, estaba más o menos enterada de lo que pasaba. Pero no le tomaba importancia, solo soltaba hipos.

—Ya tranquila —decía Lily—. Sabes que no merece tus lágrimas.

Mini Dumbledore trago en seco.

¡Maldito Black es un estupido!

Como se le ocurrió gritar esa estupidez. Además le ofende, porque es una mentira. Ni le gusta Sirius y ahora resultaba que eran novios. ¡Uy! Tienes ganas de asesinarlo.

Giro un poco su rostro, para tratar de ver a Marlene. Solo pudo ver que Lily, la abrazada, por la espalda. Marlene, en verdad estaba destrozada.

Dio un inaudible suspiro y volvió a mirar hacia la cama de su amiga, que ya dormía plácidamente. Como deseaba ser ella, que no entendía nada de lo que estaba pasando.

La mañana siguiente Amely se levantó muy temprano de la cama, aunque no había dormido casi nada. Marlene, no dejó de llorar hasta muy tarde.

Cuando bajo las escaleras, se topó con la persona que menos quería ver. Ahí en el pie de la escalera estaba Sirius Black.

—Dumbledore... Ella...

—Está durmiendo —dijo secamente, la rubia pasando a su lado y golpeándolo el hombro con su cuerpo.

—Dumbledore —le volvió a hablar Sirius volteándola a ver.

La ojos azules se detuvo, pero no se tomó el tiempo de voltearlo a ver— ¿Que?

—No debí de gritar que eres mi novia —dijo—. En verdad lo siento, solo que no se...

—No te disculpes conmigo y ni me debes explicaciones. A la que debes dársela es a tu novia.

—Lo se, solo que quería...

—No digas nada Black —empezó a caminar hacia la salida—. Adiós.

Le había hablado de la forma más seca que pudo. No le gustaba tratar mal a las personas, pero Sirius, se lo merecía.  No le afectaba en su persona lo que gritó, pero aunque no quiera le duele ver sufrir a alguien. Se siente culpable, porque si no hubiera besado a Snape, nada de esto hubiera pasado.

Marlene, siempre la ha tratado mal, pero no le gustaba verla sufrir. Se nota lo mucho que quiere al estupido de Sirius, cualquiera que la viera lo notaría en seguida. En verdad Black, no la merece.

La joven Gryffindor caminaba por los desérticos pasillos, sin saber a donde ir. El desayuno comenzada hasta las nueve, por ser domingo, y aún eran las siete de la mañana, así que tenía que esperar dos eternas horas. Debió de levantar a Alice, para que la acompañara a caminar. Pero está segura, que se levantaría de mal humor, y más que le agregaríamos el dolor de cabeza, por la segura cruda que le aguardaría.

𝚂𝚒𝚎𝚖𝚙𝚛𝚎 𝚑𝚊𝚜 𝚜𝚒𝚍𝚘 𝚝úDonde viven las historias. Descúbrelo ahora