Después de haber sufrido tanto, Amely Dumbledore, al fin podía ser feliz, su vida había cambiando por completo, ahora estaba rodeada de personas que la quería, tenía a su familia, amigos y estaba conociendo el amor. Todo era mágico y hermoso. Pero s...
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Severus Snape, aún era un joven de dieciocho años. Que hace unos meses, estaba viviendo una vida normal... Bueno si, se le puede llamar normal, a estar atacando pueblos muggles, a traidores, sangres sucias, entre otras cosas. Para él, si lo era, se acostumbró a eso. Meses antes de graduarse de Hogwarts, ya había decidido el unirse a Voldemort.
Cuando uno de sus amigos, Lucius Malfoy, le contó acerca de Lord Voldemort y todas las ideas que tenía el gran mago. Se fue interesando. Él deseaba demostrarles a todas esas personas, que una vez en su vida lo trataron como un completo idiota, que no lo era, y sabía que la única forma de hacerlo era uniéndose al señor tenebroso.
Aunque no puede revelar su identidad adoraría ver las caras de James Potter y sus amigotes, esos estúpidos que le hicieron la vida miserable en su estadía en el colegio. Y la cara más importante, la de ese muggle asqueroso, llamado Tobías Snape, el cual lo maltrato a él y a su madre por varios años, tanto que le arrebató la vida a esta última. Seria genial verlos asombrados a darse cuenta en lo que se ha convertido, que ya no quedaba nada de ese niño estúpido, que era vulnerable ante ellos. Sí, por ellos y por el desprecio a los muggles que fue adquiriendo gracias a Tobías, decidió unirse a los mortifagos.
Desde siempre ha sido muy bueno en las artes oscuras, apenas iba en primer año y ya sabía más, que algunos alumnos de cursos mayores. Sin embargo, ahora estando con los mortifagos, ha demostrado mucho más su gran capacidad mágica. Tanto que se ha ido posicionando en los rasgos más altos, entre todos sus compañeros. Eso ha causado que Lord Voldemort, le de la dicha de mandarlo a tan altas misiones, que en ni una sola se había arrepentido. Hasta que llego la misión del veinticinco de septiembre, esa misión cambiaria su vida por completo.
Había sido mandado a atacar a un poblado muggle, al sur de Londres. Iba acompañado de: Evan Rosier, Antonin Dolohov y Lucius Malfoy. El ataque resulto bien, hasta que fueron sorprendidos por varios aurones. Empezaron a combatirlos entre todos para que ninguna fuera capturaron, lograron librarse de ellos, huía, pero en el preciso instante cuando él iba a escapar, fue atrapado por el mismísimo Albus Dumbledore. Los otros dos estúpidos no se dieron cuenta que había sido capturado y por ende, no lo fueron ayudar. Perdió la conciencia y creyó que cuando se despertaría ya estaría en una celda en Azkaban, la prisión mas temida por las brujas y magos. Pero no fue así.
Parece que fue ayer ese día, donde despertó en aquel cuarto oscuro. Pero en realidad eso ya ocurrió hace dos meses.
—Buenas noches, joven Snape.
Aun convaleciente por apenas haber despertado, parpadeo varias veces para restaurar su vista. Observo el lugar donde estaba, solo había una vela que intentaba iluminar toda la habitación. Sus ojos captaron su mascara en la mesa, ¡Mierda! Alguien ya sabia lo que era. Alzo la mirada y lo vio. Sentado en una silla frente a él, estaba, Albus Dumbledore, su antiguo director.
