Noche

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<<Déjame volar tu mente, esta noche>>





 —Me deseas, mi amor —jugueteo Amely pasando su dedo por el estirado cuello del hombre

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—Me deseas, mi amor —jugueteo Amely pasando su dedo por el estirado cuello del hombre.

Sirius Black estaba completamente desnudó, con su espalda recargada sobre la cabecera de la cama. Su ardiente acompañante que al igual que él, estaba totalmente expuesta dejando a la intemperie su esbelto y cicatrizado cuerpo. Se encontraba a horcajadas sobre su cintura con sus pies apoyados en la cama.
Su erecta y latente polla, friccionada el empapado coño de la rubia, ahogándolos en suspiros cada vez que había un movimiento que provocada aún más el roce.

—Sí, preciosa —contestó Sirius, masajeando las redondeabas y rojizas nalgas que hace un momento acaba de azotar y morder a su desenfrenado placer.

Decir que estaba deseoso quedaba muy corto, se encontraba hambriento de sentir su sexo venoso entrar a aquel lugar medio que se ha encargado por meses de ser la fuente de absorción de su semen.

Entrecerró sus ojos. Amely, quería hacerlo sufrir, hacerlo esperar más. Disfrutaba aquel fino mover de la empuñada mano de Amely, en su recta longitud, era un subir y bajar de manera rítmica, sin duda era fascínate. Su novia tenía una destreza con sus manos, volviéndola para él una Diosa a la hora del arte de la masturbación. Si no estuviera tan caliente dejaría que continuara haciendo sus exquisitos movimientos.
Sin embargo lo que ahora deseaba era ir introduciendo su grueso glande por esas finas paredes de la cavidad vaginal, que él penetro por primera vez.

Entrecerró sus ojos disfrutando el tacto—Amor... —era el primer aviso y el único que le daría para que empezara a introducir su polla en su vagina.

De los gruesos y con arco definido labios de Amely, se formó una sonrisa traviesa. Dándole a comprender que no introduciría nada.

Sirius sonrió aún más, tomándola de la cintura y con fuerza la tiro hacia un lado de cama. Su novia chocó su delgada espalda contra la cama, que estaba en total desastre, ya que fue testigo de sus lujuriosos juegos que ambos hacían para excitarse.
Escuchó una risita proveniente de los rojizos labios de la mujer que estaba a su lado.

—Las piernas como me gustan, ahora —precepto Black.

Amely Dumbledore obedeció a los deseos de su hombre. Abrió sus piernas que estaban completamente estiradas para luego flexionar sus rodillas dejando sus plantas de sus pies recargados en el colchón.

—Te enojaste, mi amor —dijo burlesca al ver la cara del hombre que se había posicionó de rodillas entremedio de sus piernas.

En un año de novio pudo conocer muy bien a Sirius Black, sabía que era muy impaciente cuando se trataba del sexo, se molestaba con facilidad cuando tú te niegas y él está listo para follarte sin pudor alguno. Black no te lastima o te hace sufrir cuando se enfada, solo te devolverá un poco de lo que tú le hiciste.

𝚂𝚒𝚎𝚖𝚙𝚛𝚎 𝚑𝚊𝚜 𝚜𝚒𝚍𝚘 𝚝úDonde viven las historias. Descúbrelo ahora