En el verano de 1983 nace una relación llena de aventuras, pasión y encanto entre un americano y un británico. Pero eso surgió en una época donde todavía la sociedad veía ese tipo de relaciones como el pecado más asqueroso y enfermizo que un hombre...
Tres días habían pasado después de sus primeros besos con Jungkook, pero este parecía ignorarlo. Su padre incluso le dijo que no lo estuviera distrayendo mucho ya que necesitaba adjuntar información importante en su trabajo.
Tres días donde Jimin se sintió de todas las formas que existen. Se sentía asqueroso la primera vez, pensaba en no querer tocar a un hombre de nuevo. El segundo día se sentía extraño, pensó que era normal sentirse así debido a que no besas a un hombre todos los días. Al tercer día sintió esa familiar sensación de extrañarlo. Cuando pasaban al lado del otro apenas se miraban, actuaban como si nada entre ellos hubiera pasado hace algunos días, y a Jimin le cargaba fingir.
No encontró ni siquiera el momento para llamar su atención o decirle que hablaran sobre cualquier cosa si se podía. Jungkook parecía demasiado ocupado y Jimin sentía que todo se le hacía más aburrido sin el pelinegro a su lado.
Ahora mismo estaba en el jardín, sentado en un asiento de cemento mientras practicaba con su guitarra. El día estaba fresco como para darse un chapuzón en la piscina que estaba cerca de donde estaba, o salir con sus amigos a tomar helado, pero últimamente lo que menos quería era salir por estar con cerca de Jungkook aunque este no le tomara tanto en cuenta.
Tocaba cada cuerda ligeramente, formando una suave melodía imaginándose la linda cara del chico que ha invadido sus pensamientos. No sabía cómo un chico le podía parecer tan atractivo, además piensa todo el día en él, todos los días. ¿Estaba embrujado?. Sólo lo quería a él.
"Si tan sólo no fuera tan complicado para todo podría decirte lo que causas en mí" habló en voz alta mirando hacia alguna cosa aunque su vista estaba perdida.
Recordó una pequeña conversación con su madre que tuvo ayer, le dijo que le agradaba mucho a Jungkook pero no sabía si lo decía en serio o sólo mo decía para molestarlo. Su madre insistió en que incluso el mismo chico se lo hizo saber a la mujer. De alguna forma su madre podía percibir lo que pasaba, su hijo nunca había actuado tan cambiante con alguien, tan atento, tan preocupado, tan ensimismado.
Luego de unas horas intentando entretenerse con su guitarra, regresó a la casa subiendo a su habitación. Jungkook seguía en la sala de estudio con su padre, creía que permanecería ahí por siempre ya que apenas lo veía pero esta vez sólo se recostó a dormir.
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Se despertó con unas suaves caricias en su rostro y cabello, sintió un pequeño escalofrío y notó que ya se había anochecido, su siesta duró al rededor de 3 horas. Pero lo que más le sorprendió fue a Jungkook frente a él en cuclillas, dándole esas caricias que anheló por tantos días sin su tacto.
"Despertaste, princesa" sonrió viéndolo bostezar y restregar sus manos en sus grandes ojos.
"¿J-jungkook?" tartamudeó realmente extrañado de su presencia, pero sonrió al instante. Su estómago floreció. "¿Terminaste de trabajar?" preguntó de inmediato quedándose en la posición acostada para seguir recibiendo sus caricias.
