En el verano de 1983 nace una relación llena de aventuras, pasión y encanto entre un americano y un británico. Pero eso surgió en una época donde todavía la sociedad veía ese tipo de relaciones como el pecado más asqueroso y enfermizo que un hombre...
Cuando el doctor anunció de que ahora era Jungkook quien podía visitar a Jimin, este miró a su esposa rogándole una última cosa.
"Cariño, necesito ir a verlo".
"Lo siento, pero ya no puedo seguir con esto. Ahora que sé toda la verdad, no puedo seguir siendo cómplice de esta situación" le respondió con indiferencia.
"¡Por favor, Melanie!" suplicaba en voz baja debido al lugar en el que estaban. "Necesito verlo, estar a su lado en este momento difícil. No tardaré. lo prometo".
"Okay, ve" cedió a regañadientes. "Pero ten en cuenta que será la última vez que me dejas por él. Tienes que tomar una decisión, por ti mismo y por nosotros. Necesito poner límites, necesitamos hablar seriamente sobre nuestro futuro. No puedo seguir así, en medio de un triángulo emocional tan complicado".
"Gracias Melanie, te pido que me esperes pacientemente. Prometo que una vez que haya visto a Jimin, nos iremos juntos al hotel y conversaremos de todo".
Melanie asiente con determinación, aceptando la propuesta de Kook mientras veía a este mismo caminando hacia la sala en donde estaba Jimin.
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Kook abrió la puerta de la habitación de Jimin, con el corazón lleno de ansiedad y culpa. Mientras veía a su chico en su frágil estado, las lágrimas se derramaron en los ojos de Jungkook , incontrolables y desgarradoras.
"Jimin" llamó en un sollozo.
El mencionado, débil y visiblemente desgastado, miró a Kook con una mezcla de sorpresa y tristeza en sus ojos.
"Jungkookie"...
El azabache corrió al lado del rubio, arrodillado al lado de la cama del hospital y tomando sus manos con un agarre suave pero desesperado.
"Jimin, ¿estás bien? Te ves tan pálido, tan... tan roto. Lo siento mucho, lo siento mucho por todo. No soporto verte así, saber que yo... que nosotros... Lo siento mucho, Jimin" decía con aflicción mientras se ahogaba en sus lágrimas.
Los ojos de Jimin brillaron con lágrimas sin derramar mientras apretaba las manos de Jungkook en respuesta, con una sonrisa agridulce que le tiraba de las comisuras de los labios.
"Jungkook, está bien. Estoy vivo, estoy aquí... y tú estás aquí. Eso es todo lo que importa. Gracias por haber venido".
Jungkook continuó llorando, sus lágrimas cayeron libremente sobre las manos de Jimin mientras las acariciaba suavemente, con el corazón cargado de arrepentimiento y dolor.
"No podía no hacerlo. No iba a hacerme los exámenes allá sabiendo que estabas aquí solo. Me imagino cómo te debes sentir, todos los temores que tienes".
Jimin extendió una mano temblorosa para limpiar las lágrimas de el pelinegro, su tacto suave y lleno de comprensión.
"Nunca debería haber dejado que llegara a esto, Jimin. Nunca debería haber dejado que mis miedos e inseguridades nos separaran. Debería haber estado ahí para ti, siempre. Debería haber... Debería haberte dicho... sobre todo" se disculpaba una y otra vez.
