En el verano de 1983 nace una relación llena de aventuras, pasión y encanto entre un americano y un británico. Pero eso surgió en una época donde todavía la sociedad veía ese tipo de relaciones como el pecado más asqueroso y enfermizo que un hombre...
Había despertado a las nueve de la mañana, mi ventana estaba empañada por el frío del exterior y el solo imaginarme lo helado del clima me daban ganas de volver a la cama. Claramente no podía, pero al menos volvería más temprano a casa, tocaba jornada de mañana.
Después de haber arreglado las últimas cosas para salir de mi habitación e ir rumbo a la universidad, te visité Jungkook.
Entré cuidadosamente a la habitación que habías hecho tuya. Dormías profundamente sobre la cama, arropado con todas las sábanas y con la boca un poco entreabierta.
Recuerdo que me comentaste sobre un problema respiratorio que hace que se te tape muy frecuentemente la nariz y no puedas respirar bien. Siempre me preocupaba pero me dejaste claro que no era ninguna enfermedad, sino uno de tus "defectos".
¿Defectos? no tenías ninguno para mí, y sé que para el resto tampoco.
Me acerqué a ti y me senté cuidadosamente al lado de tu cuerpo, deseando que no despertaras. Tomé un pequeño papel que se ubicaba en la mesa de noche, probablemente un papel que no era importante.
Decidí dejarte algo, espero que no se lea patético.
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Como era de esperarse, Taehyung estaba esperándome específicamente al lado de mi casillero, con una cara de alivio al notar que ya había llegado.
El ambiente era tan frío que me desanimaba y ni siquiera me daban ganas de querer discutir una vez más. Por favor no me hagas las cosas más difíciles, Tae.
"Hola, Jimin" me dijiste y te enderezaste para quedar frente a frente.
"Hola" te respondí intentando sonar normal.
Saqué las pequeñas llaves de mi bolsillo para abrir mi casillero y sacar algunas cosas mientras tu mirada estaba sobre mí, la podía sentir.
"No creí que te irías ayer, apenas nos vimos".
"¿Qué más haría si habíamos discutido y cerraste la puerta tan fuerte que me asustó?" respondí sin dirigirte la mirada. Dios, cuánto quería ser más flexible contigo pero mi actitud simplemente actuaba de otra forma, como si no estuviera forzando nada.
Te escuché suspirar 'cansado', habíamos empezado a hablar recién.
"Creo que ambos estábamos estresados, pero nunca te habías ido a esa hora. ¿No te pasó nada vuelta a tu casa?".
"No, desgraciadamente".
"¿Qué dices?" espetaste molesto. "Moriría si te pasa algo" dijiste siguiendo mis pasos, sólo quería sentarme un poco antes de que las clases correspondientes empezaran.
No seguí hablando. Pareciera que nuestra conversación había terminado ahí pero sabía que querías arreglar las cosas, tu mirada lo decía. Gracias, Tae.
