En el verano de 1983 nace una relación llena de aventuras, pasión y encanto entre un americano y un británico. Pero eso surgió en una época donde todavía la sociedad veía ese tipo de relaciones como el pecado más asqueroso y enfermizo que un hombre...
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Despertaron a las 10 de la mañana, el sol brillaba ya a través del balcón, haciéndolos despertar naturalmente. Habían dormido tan apegados, sólo al abrir los ojos podían verse abrazados.
"¿Cómo durmió mi chico hermoso?" preguntó aún somnoliento, susurrando en su oído con una sonrisa mientras Jimin sonreía.
"Si es contigo, todo está bien" respondió felizmente, dándole un casto beso en la mejilla. El más grande lo rodeó con sus brazos.
"¿Listo para hoy?, reservé lugares para que vayamos" reveló soltando al rubio, levantándose de la cama para dirigirse al baño personal que tenían dentro de la habitación.
"Claro que sí, ¿cuál será el panorama?" preguntó, levantándose también, siguiendo a Kook.
"Desayunaremos aquí mismo, abajo hay un sector de comidas. Luego, iremos al coliseo romano y en la noche, bueno, es una sorpresa" expresó lo último escondiendo su rostro.
"¿No dejarás de sorprenderme, eh?" abrazó su cintura, mientras se veían a través del espejo. "Sabes que con sólo tu compañía me conformo, no tienes que esforzarte en sorprenderme".
"Lo sé, bonito. Pero son nuestros últimos días, quiero hacerte la persona más feliz del mundo mientras esté contigo" expresó sincero, mirándolo.
"Por favor no me recuerdes eso" su voz se tornó baja y triste. "Eres la persona que me ha hecho brillar de cualquier forma, si estoy sin ti, no sé qué haría"...
"No hablemos de eso, tienes razón, lo siento" se giró para abrazar el pequeño cuerpo en frente suyo. Pensar en que tenía que pisar la realidad, seguir estudiando y dejar América del Norte, dejar a Jimin, le producía siempre un dolor de estómago netamente por lo nervioso que se sentía pensando en que posiblemente no se vieran en muchísimo tiempo, o nunca.
Cambiaron de tema luego de ese abrazo y se comenzaron a alistar. Ambos tenían buen gusto por la ropa, aunque parecían realmente una pareja ya que algunas prendas que usaban se parecían un poco.
Jungkook había quedado fascinado con la imagen de Jimin arreglándose en el espejo, no sabía que usaba un labial del tono de sus labios. De ahí su rico sabor, era más bien un bálsamo labial. Su boca se veía más brillante, oh, sus labios eran tan voluminosos, con sólo mirarlos te daban ganas de probarlos.
Esas facciones mujeriles que irradiaba, le atraían bastante. Tenía una personalidad pícara pero tímida a la vez. Amaba que se preocupara tanto por su apariencia porque era tan sexi cuando lo hacía, no hacía falta ya que era preciosos usando lo que sea, pero se le hacía atractivo.
