PROLOGUE

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Oye, me gustas

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Oye, me gustas. ¡BROMA! pero si quieres no es broma.

— Ella es Roseanne, y todo lo que hace lo hace con cara de culo. —La mencionada cogió una almohada y se lo lanzó a Lisa en un intento de que dejara de grabarla.

— ¡Deja de grabarme o te juro que eres carne muerta! —Amenazo Rosé desde la comodidad de su cama. La tailandesa se rio e hizo caso a lo que su mejor amiga le decía.

— Bien. Ya. Ojo que tú dijiste que dejara de grabar, no que borrara el vide... ¡Quieta ahí! —Lisa ordenó. Puso sus dedos en formar de cruz, ante la amenazante cercanía de la neozelandesa—. Vete demonio. Sal de esta pobre alma pura, en nombre del pa...

— ¡Eres insoportable!  —Grito Rosé. Se sentó a una orilla del colchón, formando un gesto fastidiado, aunque este solo pareciera un puchero de una niña berrinchuda.

— ¡Ay! —Lisa hablo con un tono enternecido por la mueca que hizo. Se levantó de la silla y se le fue acercando—. ¡Tus mejillas son tan lindas!

— ¡Déjame en paz!

Antes de que Rosé pudiera hacer algo, Lisa la había empujado para que cayera contra su espalda sobre las sábanas, luego se había subido a su regazo mientras le amasaba los cachetes, hasta el punto que creyó que ya los tenía rojos.

— ¡Cute! —Repitió varias veces mientras las quejas de Rosé se iban transformando en risas y golpes en su brazo para que la dejara tranquila.

Al pasar de los segundos, Lisa quedó agotada por hacer fuerza para mantener quieta a su amiga mientras jugaba con sus mejillas. Paró y se tomó un respiro.

— Ahora es cuando te inclinas y me besas —Soltó Rosé, sorprendiendo a su contraria—. Estoy bromeando. —Carcajeó, aún estando debajo de la otra.

— O... ahora es cuando te ruborizas y dices, Lisa me gustas. —Hizo un pico con sus labios—. Bésame por favor —Bromeo mientras hacía gestos exagerados.

La neozelandesa reviró los ojos, aprovechando la distracción de su contraria, la empujó e hizo que casi cayera de la cama.

— ¡Salvaje! —Se quejó Lisa con el corazón en la garganta por casi caer de cabeza al suelo.

Rosé estaba por contestar algo sarcástico, el cual había pasado por su mente minuciosamente para sacar de quicio a su mejor amiga, pero fue interrumpida por un sonido proveniente de la puerta.

— ¿Tu hermano? —Susurro Lisa, para no ser escuchada por el mencionado. Rosé asintió, provocando que rodara los ojos.

Yeonjun Park, catalogado por la retrograda pirámide social del colegio como el nerd raro que andaba detrás de cualquiera chica inalcanzable para él.

— Y si le decimos que somos novias o algo así —Propuso Lisa entre quejas, cansada de que el hermano de su amiga la estuviera acosando cada que iba a visitarla.

— No, ya me vi ese k-drama —Replicó—. Luego fingiremos ser novias y te terminarás enamorando de mi.

— Deberías dejar de ver tantas mierdas.

Rosé hizo una mueca, claramente ofendida por haberse metido con sus k-dramas—. Igual, nadie sabe que me gustan las chicas, solo tú —Agregó, esperanzada de que Lisa desechara esa idea para que su hermano dejara de fastidiarla.

— ¡Mejor! —Soltó Lisa, provocando que la neozelandesa arqueara ambas cejas, confundida—. Dos por uno. Me ayudas y de paso sales del closet, ¿no te parece una gran oferta?

— Tonta.

— Oh, vamos. —Gateó hacia donde estaba Rosé, la cogió del hombro y  la empezó a mover de lado a lado— ¿Si...?

— No.

— Si.

— No.

— Si dices si, eres un huevo podrido.

— Girl... —Lisa frunció sus semblante, estupefacta— Tienes dieciséis, tengo fe de que puedes decir mejores insultos.

— Caracoles.

— ¿Me estás tomando el pelo?

— Recorcholis.

— Enferma. —Se paró de la cama y se alejó como si Rosé fuera una especie rara de la que nadie quisiera acercarse.

Lisa volteó un momento a ver hacia la puerta, donde pudo ver sombras por debajo. Se acercó y abrió la puerta, logrando que Yeonjun se cayera de cabeza contra el suelo.

— ¡Eh...! —Se paró enseguida—. No pensé que estabas en la casa, Lalisa —Rio mientras se frotaba la nuca, claramente nervioso.

Lisa suspiro, volteó a ver a su amiga para buscar su ayuda, pero esta solo se limitó a encogerse de hombros. Cerró sus ojos y pensó.

— Yeonjun... —Arrastró las vocales, tratando de sonar lo más cortés posible— Tengo novio.

— ¡¿Qué?! —Gritaron los dos hermanos al unísono.

— ¿Por qué no me contaste, boba? —Rosé reclamó, indignada de que no supiera ese detalle.

— Si. —Lisa volvió a tomar la palabra—. No es nada serio. —Se encogió de hombros—. Y tú no te hagas, lo sabes perfectamente —Agregó mirando a su mejor amiga.

— ¿Por qué no me dijiste que tenía novio? —Gimió Yeonjun, desilusionado y a la misma vez molesto con su hermana.

— Qué. —Rosé no entendía nada. Estaba cien por ciento segura de que no sabía sobre eso.

— Y... —Lisa llamó la atención de los desorientados hermanos— Rosé es mi amante.

A Yeonjun se le cayó la quijada al suelo—. Y-Yo... Hm... ¿Ustedes dos? —Miró a sus mayores, un segundo cada una, luego repitió sus movimientos hasta el punto en el que su cuello empezó a doler.

— Uh-Hm. —Lisa asintió, volviendo a la cama y sentándose a un lado junto a Rosé— Ella se puso celosa cuando empece a salir con mi novio, me ignoraba y casi ni me hablaba en el colegio hasta que un día le pregunté que tenía. Entonces...

— ¿Esa no es el k-drama que te hice ver el otro dí...? —Rosé fue callada por la gran mano de Lisa, la cual podría cubrir toda su cara si quisiera.

— Entonces... —Retomó la palabra—, me dijo que le gustaba y bueno, acá estamos. —Abrazó a su contraria, quien trataba de empujarla con todas sus fuerzas.

— No te creo.

Lisa arqueó una ceja, la ceja retadora como la nombro Rosé hace mucho tiempo.

— ¿Por qué no? —Bufó la tailandesa al no conseguir engañarlo a la primera.

— A ver, bésense.

— A ver, bésense

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ENTRE BROMA Y BROMA | CHAELISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora