CAPÍTULO 26

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Unas horas atrás

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Unas horas atrás...

— ¡Aquí estas! —Jennie guardo su celular y acelero su paso.

— ¿Qué cosa es tan importante? —Le preguntó, colocándose al lado para caminar juntas.

— Pasa que Jisoo y yo nos arreglamos —Comenzó a contar—. Bueno. Ella me cito y me dijo que hablemos, yo no tenía nada que hacer así que fui...

— Que débil que eres —Lisa se burló, viendo a su contraria abultar las mejillas.

— Déjame hablar —Se quejó. Cuando vio a la tailandesa hacer un ademán para continuará hablando, lo hizo—. Cuestión que una cosa, llevo a la otra.

— Cuestión que una cosa, las llevo a la cama —Corrigió, provocando que Jennie le propinara un golpe en el hombro.

— ¿Puedes dejar de burlarte mientras te cuento? —Estaba empezando a molestarse y nadie quería una Jennie molesta.

— Lo siento.

Pararon un momento, esperando que la luz del semáforo les permitirá cruzar la calle.

— Por cierto. —Jennie había recordado algo—. Jisoo me dijo que te pregunto por mi. ¿Por qué no me lo dijiste?

— Oh... Eso. —Lisa pensó el motivo. Tampoco era un gran misterio—. Dijiste que no te mencionara su nombre o me arrepentiría hasta de haber nacido —Trató de recordar las palabras exactas.

— Hm... —Jennie se cruzó de brazos. La mueca que estaba haciendo, de disgusto consigo misma, cada vez tomaba mejor forma—. Bueno. Debiste ignorarme.

El semáforo mostró una imagen de neón verde, que indicaba que ya podía pasar.

— Pensé que ya la estabas olvidado —Comentó, de una forma no tan animada, logrando que la más baja ascendiera la cabeza.

— ¿Por qué estas así? —Jennie la veía apagada—. ¿¡No me digas qué...?! —Subieron el escalón de la vereda, luego se colocó enfrente, evitando que su contraria siguiera caminando.

— ¿Qué? —Alzó una de sus cejas, mostrando cierta intriga sobre lo que Jennie, supuestamente, había averiguado.

— Lisa, me agradas —Empezó, para luego colocar su mano en el pecho—, pero mi corazón pertenece a otra persona.

— ¿Qué?

— Si, lo sé. Es inevitable no enamorarse de mi —Expresó de una forma tan real, que Lisa supo que no estaba bromeando—. Incluso cuando me levanto y me veo al espejo, desearía ser mi propia pareja.

ENTRE BROMA Y BROMA | CHAELISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora