𝐂𝐋 ⇣ Rosé y Lisa llevan una amistad de años, bromean entre ellas e incluso sobrepasan los límites de una amistad en alguna que otra ocasión, sin embargo ¿cuándo una broma deja de ser broma y termina siendo verdad?
• Rosé empieza a experimentar su...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Lisa dejó las cadenas que sujetaban la plataforma de madera del columpio, luego se quitó la capucha y soltó un profundo suspiro, todo esto mientras era vista por Rosé, quien no había emitido ninguna palabra luego de haberle preguntado sobre que iban a hablar.
— Yeonjun me dijo que no fue Yurina la responsable al cien por ciento de que te cambiaran de colegio —Empezó a hablar—. Dijo que también fue decisión tuya, por así decirlo. ¿Es verdad?
Rosé sintió su piel hormiguear por los grandes ojos que analizaban cada movimiento que hacía. Apretó los dientes y con lentitud asintió con la cabeza.
— Una vez dijiste... —Retomó la palabra— que extrañabas nuestra amistad. ¿Por qué ahora simplemente te alejas?
— Lisa... —La neozelandesa tiro su cabeza hacia atrás. Su vista se perdió en el cielo nublado y su cerebro comenzó a trabajar para poder decir con palabras que era lo que estaba sintiendo.
Lisa vio el perfil de su contraria. Se dejó empujar al abismo por un breve periodo de segundos, donde admiró la belleza de su ex-mejor amiga. Lo suyo ya no era una amistad y lo sabía. ¿Por qué todo tenía que ser tan complicado?
— Pensé que lo mejor era distanciarnos —Rosé por fin habló, luego entabló contacto visual con Lisa— ¿Eso no habías hecho tú antes? Hice lo mismo porque no quería seguir dañándote y tú lo hiciste para no seguir dañándote a ti misma. Solo hice las cosas más simples...
— ¿Simples...?
— Sabes a lo que me refiero... —Al ver la cara confundida de Lisa, bufó con frustración—. El no vernos de forma seguida, haría que...
— Por lo mucho que trates en alejarte, créeme que no voy a pensar en otra cosa que no seas tú. —Lisa se había armado de valor para poder reflejar una parte de lo que su corazón sentía.
Rosé abrió ligeramente la boca. Se estaba engañando a sí misma. Al igual que Lisa, tampoco había dejado de pensar en ella. Por muy separadas que estuvieran, sus mentes y sus corazones seguían conectados.
— ¿Sabes? —Su mirada se enfocó en el sube y baja, donde habían dos niñas jugando— Hoy casi le tiro un papel arrugado a alguien porque pensaba que eras tú.
Lisa hizo una sonrisa con los labios sellados, balanceando un poco mientras imaginaba la escena.
— No te rías —Rosé chilló, siguiendo el ritmo del columpio opuesto.
— Es gracioso —Objetó la tailandesa, retomando el cruce de miradas con Rosé— Evadirme las clases en la azotea no es nada divertido si no tengo tu compañía —Reveló la única y última vez en este año que había escapado de las clases.
— Soy una estúpida —Rosé dijo en medio de un suspiro.
— Pero cuéntame algo nuevo —Se burló la tailandesa, provocando que Rosé le propinara un golpe amistoso en el hombro.
