𝐂𝐋 ⇣ Rosé y Lisa llevan una amistad de años, bromean entre ellas e incluso sobrepasan los límites de una amistad en alguna que otra ocasión, sin embargo ¿cuándo una broma deja de ser broma y termina siendo verdad?
• Rosé empieza a experimentar su...
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Si te portas bien, el siguiente será en los labios.
El siguiente será en los labios.
En los labios.
Labios.
Lisa cerró los ojos con fuerza, rodando a un lado de la cama mientras abrazaba su almohada con fuerza.
La luz de la pantalla de su celular, la sacó de sus pensamiento unos minutos después. Estiró el brazo y lo cogió. Asumió que era algún mensaje de Rosé, y efectivamente lo era. En medio de la pantalla, el nombre de la neozelandesa resaltaba entre las demás notificaciones.
Lisa, ven a mi casa ): 23:15 p.m.
Lisa sonrió, aplastó la notificación y entró al chat. Al acomodarse, empezó a teclear.
¿No puedes vivir sin mi? 23:15 p.m.
Apagó el celular, dejándolo a un lado para cerrar los ojos mientras contaba los segundos en los que Rosé se demoraba en contestar.
Luego de aproximadamente dos minutos, la notificación personalizada acunó los oídos de Lisa, provocándole otra brillante sonrisa.
Jajaja. 23:17 p.m.
Mis padres se fueron a una cena y me dijeron que si quería podía invitarte a que pases la noche. 23:17 p.m.
La tailandesa ascendió un poco la mirada para ver la hora. Sus ojos se abrieron levemente. Ya era muy tarde y algo le decía que los padres de Rosé no le habían dicho eso precisamente.
Antes de responderle, se levantó de su cama. Se puso sus pantuflas y se asomó fuera de su cuarto. Los pasillos estaba completamente oscuros, indicando que todos ya se había ido a dormir.
Rosé se quedó mirando su celular, esperando por una respuesta. Lo único que alumbraba su cuarto era la lámpara de ardilla que le había comprado Lisa por su cumpleaños número diez. Suspiro. Por su mente pasó la posibilidad de que la tailandesa se había quedado dormida, ya sabía que la familia Manoban era madrugadora. Todos dormían a las diez y media y a las seis y veinte todos ya estaban desayunados, bañados, con los dientes limpios y cambiados para empezar con sus actividades diarias.
El sonido de una notificación resonó entre las paredes de su cabeza, haciendo que cogiera el celular. Sabía que no era Lisa, ya que ella tenía una notificación personalizada.
Una de las comisuras de sus labios, se elevó cuando leyó el nombre de Hyeri. Desbloqueo el celular y entro al chat.
Paso alrededor de veinte minutos. Seguía conversando con Lee por chat hasta que vio por el rabillo de su ojo como la ventana empezaba a abrirse. Casi pego su grito del susto, pero al escuchar la voz de su mejor amiga se tranquilizó.
