CAPÍTULO 32

3.2K 529 245
                                    

Lisa abrió los ojos y de rápidos pasos, camino hacia la ventana

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Lisa abrió los ojos y de rápidos pasos, camino hacia la ventana. Asomó su cabeza y si, efectivamente era su padre.

— Mierda. —Tragó saliva. Luego se hizo a un lado y dio vueltas en su mismo eje, todo esto mientras era vista por Rosé.

— Podemos esconder... —Rosé le iba a decir que se escondiera en algún lado de la habitación, sin embargo Lisa negó de forma instantánea con la cabeza.

— Él sabrá que estoy aquí, así me esconda o no. —Su voz se fue apagando a medida articulaba la siguiente palabra.

— ¿Qué sucedió? —Le preguntó con bastante preocupación.

Lisa apretó los labios, no tan dispuesta a contestar. Bajo la cabeza, pero a los pocos segundos decidió responder.

— Él no quiere que me siga juntando contigo. —Aquella declaración hizo que las cejas de Rosé se arqueara sutilmente. ¿Qué le había hecho al señor Manobal? — Y entonces, cuando estuvimos en el parque mi hermanastro...

— ¿Thomas? —Rosé no recordaba con exactitud su nombre, ya que se tocaba muy pocas veces el tema del hermanastro de Lisa.

La tailandesa ladeó su cabeza de arriba a abajo, confirmando el nombre.

— Entonces él nos vio en el parque mientras estaba jugando con su niñera y después le fue a contar a mi papá. —El escuchar la puerta ser abierta, seguida por la voz de la señora Park, hizo que sus piernas empezaran a flaquear.

¿Lalisa? No. Ella no se encuentra aquí. —El volumen de la voz de Yurina aumentó, alarmado al par—. Si hubiera venido, me hubiera dado cuenta —Agregó con suficiencia.

Rosé y Lisa asumieron que escuchar a Yurina tan decidida haría que se fuera, pero no fue así.

¿Hablar con Rosé? —Yurina se escuchaba bastante confundida— Debe estar durmiendo.

Apaga la luz —Lisa le dijo a su contraria en voz baja.

Rosé asintió y con cuidado, fue a apagar la luz. Sin embargo la mala localización de unas zapatillas hizo que tropezara y se terminara golpeando con un mueble, provocando así que se escuchará un fuerte sonido y un reprimido chillido de dolor.

— ¿Qué fue eso? —La voz del señor Manobal se escuchó tras el sonido.

Lisa oyó unos pasos acelerados que cada vez se percibían con mayor magnitud. Rosé le hizo un sonido con su garganta para que la mirara, al conseguirlo le señaló el closet.

— ¿Estas segura...? —Le susurró. Estaba preocupada por la neozelandesa ya que no había sido cualquier golpe, había sido en el pie que hace poco se encontraba con yeso.

Rosé solo asintió con rapidez. Lisa apretó los labios y asintió, yendo al lugar señalado.

Se hizo lugar entre la ropa y luego, mientras miraba a Rosé dedicarle una mirada de "todo va a estar bien", cerro las puertas. Quedó una línea de luz, dándole la opción de poder mirar desde ahí.

ENTRE BROMA Y BROMA | CHAELISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora