CAPÍTULO 46

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POV ROSÉ

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POV ROSÉ

Subimos las escaleras, yo arrastrándola hacia donde se encontraba su regalo. Ella parecía querer decir algo, pero solo se mantuvo quejándose acerca de que iba muy rápido.

Al entrar a mi habitación, me dirigí hacia mi armario. Abri las puertas y empecé a buscar entre mi ropa desordenada.

Cabe aclarar que suelo ser bastante ordenada con mis cosas, pero me tarde bastante en escoger un outfit para el día de hoy.

Fue un prueba y descarta de más de dos horas, por ende no me dio tiempo a organizar la ropa devuelta.

— Aún tienes la lámpara de ardilla.

— ¿Por qué ya no lo tendría? —Le pregunte, deteniéndome en mitad de mi búsqueda— Me gusta.

— No sé. Es algo aniñado, asumí que en algún punto lo cambiarías por uno más bonito y simple.

— A mi gusta y con eso es suficiente. —Volví a mi búsqueda, la cual no tardo más de un minuto— ¡Aquí está!

— ¿Un peluche? —Me sentí ofendida por un par de segundos, pero cuando vi sus ojos brillar de la emoción, me tranquilice y le extendí el peluche.

— Cuando nos peleamos... ¿recuerdas que me dejaste este peluche en mi casillero? —Le hice memoria. Ella asintió y cogió el peluche— Desde el día que lo viste, fue amor a primera viste.

— Es muy lindo, ¿como no quieres que sea amor a primera vista? —Lo dijo de una manera tan aniñada que se me impregnó una cálida sensación en el pecho. Todo lo que estaba sucediendo esta tarde, era tal cual nos llevábamos antes de que toda la tormenta empezara.

Cuando estaba por responderle, se me dio por ver el reloj que estaba pegado contra mí pared. Ya era tarde. Nueve y media para ser exactos. Ya se que mi mamá me mencionó que volvería a las once, pero una nunca sabia cuando se trataba de ella.

Lisa pareció darse cuenta de lo que estaba pensando, ya que camino hacia mi y me abrazó por la espalda, para a continuación susurrarme lo mucho que me quería y agradeciéndome por el regalo.

Bajamos la escaleras juntas, el peluche en medio de nosotras, sujetado en cada extremo por nuestras manos. Fue gracioso, parecía nuestro hijo, incluso bromeamos un poquito respecto a aquello.

Le dije continuas veces a Lisa que podía irse y yo me encargaría de limpiar todo, sin embargo, aquí estamos ahora, lavando los trastes mientras seguíamos charlando por cada ocurrencia que salía de nuestras bocas.

— En el último cajón hay más jabón líquido, pásamelo porfa. Se acabó el que tengo. —Le enseñe la botella vacía. Asintió y acató mi solicitud.

— Aquí está.

Me voltee para coger el jabón, pero me percaté de la cercanía que, en ese momento, había entre nosotras.

ENTRE BROMA Y BROMA | CHAELISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora