CAPÍTULO 42

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Una semana después

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Una semana después...

— ¿No la intentaste contactar?

Lisa volteo por primera vez, dejando su lápiz a un lado para responderle a Jennie.

— Lo hice más de una vez, pero me sale que está fuera de línea y... —Giró por completo la silla, para ahora estar frente a frente con la castaña— creo que desactivo todas sus redes.

Jennie abrió ligeramente los ojos, dando a entender que ese detalle la había tomado por sorpresa. ¿Acaso eso no era muy extremo?

— Que desquiciada está esa señora —La castaña bufó. Se sentó en la cama y cogió su celular—. Oh... —Se enfocó en Lisa—, me tengo que ir. ¿Estarás bien?

En los últimos días, Jennie se había tomado el tiempo de visitar a Lisa durante todas las tardes. Esto con el motivo de distraerla un poco.

— Sí. Estoy haciendo las tareas, supongo que solo estaré estresada por un buen tiempo.

Al poco rato, Jennie se despidió y cerro la puerta, para seguidamente salir de la casa luego de pasar a robar algo de la refri.

Como si todo hubiera sincronizado a la perfección, la puerta de su habitación se abrió sin previo aviso. Lisa arqueo sus dos cejas, en señal de fastidio. Volteó y por si fuera poco, ahí estaba su padre.

Este había pasado las dos últimas semanas en casa por alguna extraña razón. Este detalle no agradaba en nada a Lisa, especialmente por las diferencias que hubo anteriormente. Apenas y se dirigían la palabra, pero para ella eso le resultaba reconfortante. No estaba con ganas de fingir una brillante sonrisa cuando Taeyon estaba presente.

— Se toca antes de entrar.

— Vine a hablar contigo. —Tal y como entro, se sentó con total indiferencia. Ignorando por completo la comodidad de su hija.

Lisa meditó las dos rápidas respuestas. Sí, decía que no, su padre no daría su brazo a torcer. Quizás si accedía haría las cosas más rápidas, y así lo hizo.

— Adelante. —Siguió con sus cosas, haciendo gruñir al mayor por la falta de interés.

— Me mudaré con Thomas y JungiHo a España. —El hombre se acomodó mejor en la cama, ya satisfecho por percibir la tensión en la espada de Lisa— ¿No tienes nada que decir? —Apresuró el silencio.

— Ten un viaje. —Fingía escribir, aunque la realidad era que lo único que pintaba las hojas de su cuaderno, eran sus propias lágrimas.

— ¿Eso es todo? —Taeyon inclino ligeramente la cabeza, tratando de ver algún movimiento que le indicara que Lisa no solo se encontraba ignorándolo.

Por mucho que quisiera, la garganta de la tailandesa no parecía darle tregua a las palabras que querían salir. Este se estrujaba impidiendo el intento de poder pronuncia todo lo que quería decir de forma adecuada; sin titubeos, sin voces a medias y sin sonidos rotos que reflejaran lo que en realidad deseaba transmitir.

ENTRE BROMA Y BROMA | CHAELISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora