Desolación.

Quiero que (no) vuelvas.

He probado a utilizar
la psicología inversa,
pero ni con esas
te tengo de vuelta,
solo siento un terrible vacío
en mi pecho izquierdo
que amplia su casi inaudible sonido
junto con el dolor
de mis heridas
resquebrajándose un poco más
al no verte regresar
a estas ruinas para las cuales tenías
amplios proyectos,
mil y un sueño
entre cimientos donde perdernos
para encontrarnos
solo en el trazado
de las galaxias
de nuestros lunares,
en el encaje de nuestras manos
como si fueran dos piezas de puzles
que han sido hechas
para estar juntas.
Pero tú y yo no fuimos hechos
para ser uno,
ni siquiera para hablar de un nosotros
en ese pasado
del que no salgo,
pues estoy anclada a él
deseando verte volver
a por mí,
a por ti,
a por nosotros.