Sus dedos parecían
una escopeta cargada
de caricias
que, la piel, erizaban
aún más que el propio frío.
Parecían,
pues solo eran
perdigones
que concurrieron
en el punto central
de mi corazón,
minimizando su pulso
hasta que, éste,
pareció un lejano recuerdo
de aquellos tiempos
felices en los que tú estabas
a mi lado rompiendo la rutina
de las tempestades diarias.
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Desolación.
RandomPlasmando pedacitos de su alma en hojas de papel, libera lágrimas que la ayudaban a dejar de naufragar durante el tiempo en que su dolor se fundía en tinta.