Te quiero para mí [EN FÍSICO]✔

12: ¿Qué significa eso?

Nicole Campbell

Ashley sigue sin poder creer que Adam me haya besado, y ciertamente, yo tampoco puedo creerlo. Si lo hizo con el objetivo de demostrar que aún siento algo por él, creo que fue demasiado obvio. Me tomó desprevenida, y si un chico guapo me besa, creo que sería de mala educación apartarme. Mi amiga pregunta por todos los detalles, desde si fue un beso con o sin lengua, largo o rápido, apasionado o desastroso. No se le escapa ni el más mínimo dato, y me veo en la obligación de responder a cada uno de ellos. Podría describirlo como esos besos que te remueven el mundo, que sacuden el suelo, porque sientes todo tu cuerpo vibrando de electricidad, pero el placer dura tan poco, que deseas, al igual que una drogadicta, repetir la dosis, aunque esta sea la última, y sea capaz de matarte.

Me siento demasiado confundida acerca de mis sentimientos, ha pasado mucho tiempo desde que Adam y yo tuvimos una relación cercana, pero ahora, me atrevería a jurar que esa chispa entre nosotros sigue intacta, solo algo no encaja; su aptitud el día de la cena, «¿a qué se refería cuando dijo eso sobre resistirse a una tentación?». Acaso, «¿hablaba de mí?». Todo tipo de interrogantes vagan por mi mente, pero mi mejor amiga, la única que me queda, sugiere que lo que debemos hacer es pasar el resto del día en la piscina, para coger un bonito bronceado, en la tarde arreglarnos, y luego, irnos a una fiesta, porque según ella, la receta mágica para disipar mis dudas consiste en unos tragos y buena música, y, ¿quién soy yo para cuestionarla?

***

Nuestra piel luce brillante, y los vestidos, acompañados por zapatos de tacón y excelente maquillaje, nos hacen ver fascinantes, derrochando sensualidad. La casa de Max Highmore, uno de nuestros antiguos compañeros de clase, y anfitrión de la ubicada está ubicada a pocas cuadras de mi vecindad, por lo que decidimos venir andando. El chico, moreno, de ojos cafés y cabello crespo, baila descaradamente con otra chica, en la pista de baile improvisada en medio del jardín. Hay alcohol por todas partes, rostros familiares y muchos desconocidos, pero uno en particular llama mi atención. Bebe de su vaso simulando un brindis mientras me regala una sonrisa maliciosa. La intensidad de sus ojos remueve algo en mi interior a pesar de la lejanía.  Nuestro contacto visual es interrumpido por mi amiga, que habla fascinada.

—¡Nicole! ¿Viste a ese chico de ahí? —Señala con disimulo y demoro un poco en ubicar a quien se está refiriendo Ashley—. ¿Lo ves? Es el que está con el que va vestido de negro.

—¡Ashley! —Mi amiga aparta sus ojos del chico, para centrar su atención en mí—. El que va vestido de negro es Adam.

Como si hubiesen escuchado nuestras palabras, ambos nos observan, y una sonrisa se forma en el rostro de Adam, mientas el desconocido susurra algo en su oído. Adam asiente, y caminan hacia nosotras. Los pocos segundos que demoran en llegar se hacen eternos, y Ashley, tan nerviosa como yo, entierra sus uñas en la piel de mi brazo.

—Hola, Nicole —habla Adam, como si nada hubiese pasado esta mañana—. Este es mi amigo, Hugo Lombardi.

—Hola, Hugo —saludo al chico, que muestra una bonita sonrisa—. Nicole Campbell, y ella es mi amiga, Ashley Jenner.