13: Bonito conjunto

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Nicole Campbell

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Nicole Campbell

El golpeteo en la puerta de mi habitación me despierta. Cansada, con dolor de cabeza, y una terrible resaca, me levanto a ver quién es. Reparo en que aún traigo puesto el mismo vestido de anoche, y una chaqueta negra reposa sobre mi cama. Me acerco, la tomo entre mis manos, y los sucesos de la noche anterior se repiten en mi mente. Una sonrisa se me escapa. Los golpes en la puerta vuelven, y guardo rápidamente la chaqueta en mi armario, para evitar preguntas incómodas. Al abrir, encuentro a Ashley hecha un desastre, con el maquillaje corrido, y el pelo desordenado, e imagino que yo estoy en un estado muy similar.

—¿Qué haces aquí tan temprano y en esas condiciones? —Me hago a un lado, permitiéndole entrar.

—No preguntes, solo déjame dormir un rato y luego te cuento —contesta con la voz rasposa, tumbándose en mi cama.

Bajo a la cocina a buscar un vaso de leche, porque estoy muy hambrienta después de haber bebido tanto en la fiesta. Puedo escuchar mi estómago rugir mientras desciendo los peldaños de la escalera. Mi padre está en el salón leyendo el periódico, así que no me acerco a saludarlo, ya que suele enojarse cuando alguien interrumpe su lectura. Mi madre prepara el desayuno y al notar mi presencia se voltea a darme un abrazo.

—Cariño, ¿viste a Ashley?

—Si, mamá. Está dormida en mi habitación. —Abro la nevera y no encuentro el pote de leche—. Mamá, ¿en dónde está la leche?

—¡Oh, cielo! —exclama con pesar—. Tu padre se terminó la que quedaba. ¿Crees que puedas ir de compras?

—Claro, déjame una lista y cuando Ash despierte vamos juntas.

—Gracias, cariño.

—Voy a mi habitación —anuncio—. ¡Que tengan buen día en el hospital!

***

Mi amiga despierta después del mediodía, se da una ducha y luego le propongo cocinar algo para almorzar. Con un delicioso plato de pasta en mi mano tomo asiento en el sofá y Ashley pone la televisión. Comemos en silencio, cosa que me resulta extraña porque ella siempre tiene algo que decir. Como si hubiese escuchado mis pensamientos; habla:

—Anoche me fui con Hugo.

En su rostro hay marcada una expresión de culpabilidad.

—Gorda, no pasa nada. Solo espero que lo hayas disfrutado —digo con picardía.

—¿En serio? ¿No te vas a enfadar? —pregunta haciendo pucheros.

Te quiero para mí [EN FÍSICO]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora