6: Enana

5.8K 762 44
                                    

Nicole Campbell

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Nicole Campbell

Incómodo. Ese es el único adjetivo que puedo utilizar para describir este momento, con mis padres sentados en la mesa, inmersos en su charla con Beatriz, mientras Adam está sentado frente a mi y no para de mirarme.

Intento distraerme con cualquier cosa, arrugo las puntas de la servilleta que se encuentra sobre mis piernas, y muevo la comida de un lado a otro en mi plato sin poder probar bocado, los nervios no me lo permiten. Me encuentro muy ansiosa, su presencia hoy en mi casa es algo que no esperaba, mucho menos que Adam resultara ser el chico que vi en la pastelería.

Tengo que reconocer que ya no se parece al chico de hace cinco años atrás. Su cabello, que antes estaba largo, tanto que cubría hasta sus orejas, ahora está corto en los lados, y un poco más largo en la parte superior, dándole un aspecto más maduro, y acompañado por fina capa de vello facial. Lleva puesta una sudadera negra, con las mangas recogidas hasta los codos, mostrando tatuajes coloridos en ambos brazos. Sus manos lucen fuertes, y por un breve instante me permito fantasear con ellas acariciando mi cuerpo.

«¡Rayos, Nicole! ¡Para de pensar estupideces!». -Me grita mi subconsciente.

-¿Por qué Fabián no ha llegado? -pregunta papá interrumpiendo mis pensamientos.

-La verdad, Richard, es que Fabián no va a llegar -responde Beatriz con tono apenado, causando que Adam se remueva incómodo en su silla.

-¿Tuvo algún inconveniente? Es una lástima que se pierda la cena. Tal vez Cassandra puede guardar un poco de asado para él -insiste mi padre, tratando de ser amable.

Beatriz y Adam cruzan miradas, ella asiente y él desvía la atención, demostrando desinterés en el asunto.

-Richard, no les comenté nada porque no quería arruinar la velada, pero Fabián y yo no estamos juntos hace ya algún tiempo.

-¿Cómo es eso posible? Triz, ustedes siempre fueron muy unidos -interviene mamá, mientras yo miro atónita la escena que se desarrolla frente a mí.

La noticia es impactante. Recuerdo a la familia Collins siempre rodeada de un ambiente cálido y lleno de amor; pero es cierto eso que dicen sobre las apariencias, pueden ser engañosas en muchas ocasiones.

-Bueno...es que... -la titubeante voz de Triz se ve interrumpida por Adam, que se levanta de la mesa.

-Con permiso -dice abandonando la estancia, y dejando solamente un leve rastro de su perfume.

-Beatriz, perdóname. No era mi intención incomodar a tu hijo. Sé cuán sensibles pueden volverse los muchachos ante estos temas.

-No tienes que disculparte, Richard, es normal que noten su ausencia. Para Adam han sido unos años u poco difíciles y no logra acostumbrarse -explica mostrando tranquilidad.

Mi celular comienza a sonar, sumiendo la mesa en total silencio a la espera de que responda.

-Estaré en mi cuarto-anuncio-. Triz, es un placer tenerte de regreso.

-El placer es mío, cariño. Espero que pronto me acompañes a hacer unas compras para la decoración de la casa.

-Por supuesto, me encantaría.

Me despido y subo corriendo a mi habitación para contestar la llamada.

-¿Diga?

-Hola, preciosa -la voz de Jake se escucha al otro lado del móvil-. Estoy cerca de tu casa, puedo pasar por ti en unos minutos. ¿Te apetece?

-Vale, me vendría muy bien.

-Nos vemos entonces, preciosa -se despide antes de cortar la llamada.

Recojo mi bolso, donde guardo algo de maquillaje y un cambio de ropa limpia por si decido quedarme, lo cual es muy poco probable que ocurra. Prefiero dormir en casa de Ashley o Mariana que pasar toda la noche con él, siento que de esa forma no me involucro más de lo debido. Vuelvo al comedor y veo que Adam aún no ha regresado, han pasado más de diez minutos.

-Mamá, voy a salir. No me esperen.

-Vale, cariño. Cuídate -dice mi madre, que le sirve una taza de café a Beatriz, por lo que puedo suponer que papá ya se fue a cumplir su jornada nocturna en el hospital.

-Hasta luego, Triz.

Abandono la estancia, abro la puerta, y salgo al porche, donde me recibe la imagen de Adam recostado a una columna y sosteniendo en su mano derecha un cigarrillo, el cual lleva a sus labios para darle suaves caladas e instantes después expulsar el humo. En la oscuridad de la noche su figura luce intimidante, tentadora y deseable.

«Me pregunto si debajo de esa sudadera ancha se esconde algo interesante. ¡Ja, ja, ja! Estoy imaginando demasiado».

-¿Qué miras? ¿Nunca has visto un cigarrillo?

-He visto muchos, pero todos me causan el mismo asco. -Detesto el olor a tabaco, me recuerda momentos de mi vida que desearía borrar completamente de mi memoria-. Adam, estás inhalando lentamente tu propio veneno.

-Esto -señala el cigarrillo-, no va a matarme. Existen cosas más peligrosas.

Sonríe con burla.

-¿En serio? Ponme un ejemplo -lo desafío.

Se acerca. Cuando está frente a mi agacha un poco su cabeza para quedar a mi altura y susurrar muy cerca de mis labios:

-Resistirse a una tentación, eso sí que es peligroso, porque llegará un momento en que el deseo de caer sea tan fuerte, que nada podrá remédialo, excepto el placer. -Sus palabras erizan la piel de mi espalda y mis brazos.

Un punto en específico de mi cuerpo comienza a palpitar y vuelvo a sonrojarme, por segunda vez en la noche. Adam retrocede y le da una calada más a su cigarro antes de tirarlo al suelo y pisotearlo-. Dime, Enana. ¿A dónde vas tan tarde en la noche?

-Adam, creo que estás equivocado, no es tarde, y a mí no me digas "Enana".

-Para una chiquilla como tú sí que es tarde, y te diré "Enana" cuantas veces se me antoje.

-La noche apenas comienza, y esta será una muy divertida.
Un coche blanco se estaciona frente a la casa y puedo reconocer que es el de Jake. Hace sonar la bocina y Adam me observa con un poco de curiosidad.

-¿Tu novio?

-Adiós, Adam Collins. -No respondo a su pregunta y bajo los dos escalones del porche.

Atravieso el jardín y me subo al coche, cerrando la puerta de un tirón y dando una última mirada hacia atrás, para confirmar que Adam sigue ahí, mirándome fijamente, tal como imaginé.

Atravieso el jardín y me subo al coche, cerrando la puerta de un tirón y dando una última mirada hacia atrás, para confirmar que Adam sigue ahí, mirándome fijamente, tal como imaginé

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Te quiero para mí [EN FÍSICO]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora