18: Háblame de ti

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Nicole Campbell

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Nicole Campbell

Es hermoso, todo en este lugar es hermoso. No fui capaz de reconocer el camino, pero ahora soy consciente de que veníamos hacia Lake Johnson Park, donde el cielo, pintado de diferentes tonos naranja, se ve reflejado en la superficie de un extenso lago, rodeado de pinos.
El agua está en calma, y no se vislumbra ninguna persona. Desde la altura del puente sobre el cual caminamos, todo luce increíble.

—Adam, me encanta. Es magnífico. —Me giro y lo encuentro sonriendo.

—Me alegro mucho de que te guste, Niki. Este es un lugar muy especial.

Se sienta en el borde, y deja caer las piernas al aire, mientras apoya los brazos en la baranda. Lo imito, quedando a poca distancia, desde donde soy capaz de sentir el calor que irradia su cuerpo.

—Hay algo que no sabes —declara.

—Creo que ya está claro que hay muchas cosas que no sé sobre ti —contesto, y observo el perfil de su rostro.

—Es verdad —dice, mirándome a los ojos—, y no sabes cuánto me duele que sea así.

La sinceridad en sus palabras es desbordante. Duele tener al lado a una persona a quien un día quisiste, y darte cuenta de que solo son par de desconocidos, que los años han pasado, ambos han crecido, pero ya nada es igual.

—Cuéntame todo lo que quieras. Empecemos desde cero —le animo—. Volvamos a conocernos.

—Es una locura —ríe—. Sabes que el pasado no se puede borrar.

—Pero podríamos reescribirlo.

La expresión de su rostro se torna seria, dudosa.

—Nuestra historia no es más que un borrador; llena de errores y tachones.

Lo observo ponerse de pie y se aleja caminando por el puente, hasta que llega al final, donde se une la tierra húmeda, con la resistente madera de la que ha sido construido el puente. Yo sigo en el mismo lugar desde hace unos segundos, solo que el corazón me late a prisa y las manos me sudan, soy un manojo de nervios.

Camina de regreso con paso decidido. Está cada vez más cerca. Se inclina frente a mí y toma mi rostro entre sus manos para besarme. En cada roce de sus labios con los míos están impregnadas las ganas y la necesidad de este instante.
Nos separamos; pero su boca sigue estando cerca de la mía cuando habla.

—Te quiero para mí, Nicole, y aunque tengamos que reescribir nuestra historia un millón de veces, serás mía.

Sus palabras me asombran; pero a la vez me llenan de una felicidad incalculable. Creo que siempre lo supimos, solo que no éramos lo suficiente maduros para reconocerlo, y tarde o temprano, estamos dejando salir a flote tantas emociones que vivieron encerradas durante años en un pequeño baúl. Volvemos a besarnos. Mis manos se enredan en el cabello de Adam, mientras que las de él descienden, acariciándome la espalda y colándose debajo de mi blusa.  Su tacto me pone la piel de gallina y siento que mis mejillas se enrojecen. Caemos tumbados en el suelo. El cuerpo de Adam sobre el mío. Me quita la chaqueta y deja besos en mi cuello.  Recorro con lentas caricias la distancia de su pecho hasta su abdomen, sintiendo la firmeza de sus músculos a través de la camisa. Nuestras respiraciones se mezclan entrecortadas, al mismo tiempo que el Sol comienza a ocultarse detrás del horizonte.

Te quiero para mí [EN FÍSICO]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora