23: Podríamos escaparnos...

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Nicole Campbell

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Nicole Campbell

La claridad se cuela entre las cortinas, e ilumina la habitación. Comienzo a despertar y trato de estirarme para relajar los músculos; pero fracaso en el intento al sentir unos brazos que me envuelven la cintura, y una pierna encima de las mías. Me volteo cuidadosamente, y ahí esta Adam, con los labios entreabiertos, la respiración pausada y la tranquilidad adornando su rostro. Aún duerme, muy cómodo, utilizando mi cuerpo como almohada.

Sonrío y el rubor se apodera de mis mejillas ante el recuerdo de la noche anterior.
Miro el reloj que se encuentra sobre la mesa, al lado de la lámpara, y este indica las siete y media de la mañana.

-Adam -hablo con intención de despertarlo; pero es inútil. Se remueve un poco y aprieta su agarre sobre mí-. ¡Adam, despierta!

Este chico tiene el sueño más profundo de lo que imaginé.

-¡Adam! -grito en su oído presa de la desesperación.

El aludido pega un brinco y abre los ojos de golpe.

-¿Qué pasó? -pregunta soñoliento y un poco preocupado.

-¡Casi es las ocho, mis padres están por llegar! -exclamo horrorizada.

-¡Diablos! -Se levanta apresurado de la cama, y deja caer la sábana color lila, que hace un divertido contraste con el bronceado de su cuerpo, en especial con el abdomen marcado que queda a la vista.

Busca el pantalón y se lo coloca dando saltos, y yo, desde mi posición sentada en la cama, me recreo con la fabulosa vista de su trasero.

-¿Dónde está mi camisa? -Se inclina para revisar debajo de la cama, luego busca entre la sábana y se detiene abruptamente al percatarse de que la traigo puesta. Una sonrisa maliciosa se apodera de mis labios. Me inclino sobre el colchón y, agarrando la prenda de la parte inferior, la levanto y la saco por mi cabeza, quedando totalmente expuesta.

El cabello le cae en la frente, alborotado y apuntando en diferentes direcciones. Sus ojos se oscurecen al reparar en la desnudez de mi cuerpo e ignora cuando le tiendo la prenda.

-¿Buscabas esto?

-Eh... Sí, eso -balbucea. Tomo la sábana y la utilizo para cubrirme. Adam sale de su ensimismamiento, y yo sonrío triunfal-. Estás jugando muy sucio, Nicole.

-No era mi intención, tu necesitabas la camisa. -Me encojo de hombros y finjo inocencia.

-Sí, claro. -Deja un beso apasionado en mis labios antes de salir por la puerta de mi habitación, detiene su andar y se voltea-. ¿Te veré esta noche?

-Mis padres estarán en casa -respondo con pesar.

-Eso no será un impedimento -guiña un ojo antes de desaparecer por la puerta.

Me dejo caer otra vez en la cama, decidida a descansar un rato más.
No han pasado ni veinte minutos desde que Adam se fue cuando escucho la voz de mi madre llamarme desde la entrada de la habitación.

Te quiero para mí [EN FÍSICO]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora