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Se encuentra recargado en la puerta de emergencia, la pequeña luz que hay ahí lo alumbra y  no luce para nada contento, por la forma en que aprieta la mandíbula sus brazos están cruzados, pero aun así se nota la tensión en cada uno de sus músculos

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Se encuentra recargado en la puerta de emergencia, la pequeña luz que hay ahí lo alumbra y no luce para nada contento, por la forma en que aprieta la mandíbula sus brazos están cruzados, pero aun así se nota la tensión en cada uno de sus músculos.

Trato de regresar de nuevo hacia la pista, pero mis pies siguen avanzando hacia él, él se mueve de su lugar y se apresura a llegar conmigo, me toma del brazo para que no escape.

-Me podrías explicar ¿qué haces aquí? - sus hombros suben y bajan por lo rápido que respira, sé que se está controlando para no hacer alguna tontería. Su aliento llega a mí y huele a alcohol.

-Me pregunto lo mismo de ti. Pero sabes creo que ambos sabemos la respuesta-

Y si por más que me pusiera a inventar una excusa no sería creíble, ya que es más que claro el porqué había aparecido y me encontraba ahí era solo cuestión de concretar todo.

-Si la respuesta es que eres una perra mentirosa, creo que si la sé cariño-

El enojo de como me había llamado me invadió así que le solté una bofetada, él sujetó más fuerte su agarre, y me obligo a mirarlo-Te ofendiste por la verdad-se pegó más a mí y rio cerca de mi oído.

-Eres un idiota sabes- hablé molesta.

-Y tu una mentirosa cariño, o me vas a negar que todo este tiempo solo has estado conmigo para sacarme información y llevarte un poco de placer.

Al inicio ese era el plan, pero después cambiaron algunas cosas, pero de algo que siempre estuve segura era protegerlo, pero ahora que sé que él sabe todo el mundo de su papá ya no más.

No negaré que me quede sorprendida de cada palabra que decía, la forma de odio con la que salía cada palabra hasta podía decir que con un poco de dolor y traición, también sabia que era efecto de las sustancias que lleva en el organismo. Pero lo que más me desconcertaba es el no saber como se enteró de todo. Pero yo nunca he sido de las que se deja intimidar y él no sería el primero en hacerlo.

-No, no lo negaré- Fueron las palabras que salieron de mí.

Su semblante cambió a uno de sorpresa mezclando con enojo.

-Entonces porque...- No terminó la frase, ya que una figura se  acercaba hacia donde nos encontramos, es alto y de complexión no tan musculosa agradecí que llegara.

-América - Hablo Jaden.

Por el tono es claro que está un poco pasado de copas.

-América eres tú- volvió a repetir acercándose más y volviendo su figura más clara, y de igual manera revelando a su acompañante Cassandra.

Aidan con su mirada cargada de odio lo observó y después regresó a mí.

- Oh estás con él- su desaprobación es obvia- Tenemos que irnos ya-me miró mientras yo aún seguía inmovilizada por Aidan.

La sombra del deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora