Capítulo 30: Sirius Black

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Sirius Black se paseó por el dormitorio agitado por completo, se sentía tan perdido, tan cansado y a la vez tan vengativo que el deseo de cazar a Dumbledore y matarlo era muy fuerte. Su mente no podía evitar repasar todo lo que Snape había dicho, las pruebas de sus palabras al menos sobre el abuso estaban puestas inocentemente sobre la mesa. Luego estaban las transcripciones grabadas de los trabajadores sociales, incluso había recuerdos pensativos pero él no los tenía. Estaban guardadas bajo llave, un juego con Lucius Malfoy y otro en Gringotts, de modo que si algo le ocurría a Severus, se enviaría directamente a Madam Bones. Sirius no podía dejar de admirar eso, su sentido de la autopreservación y el asegurarse de que al final ganaban. Si James hubiera hecho eso... no habría pasado un tiempo en Azkaban, Merlín le debía su libertad a Lily, que de hecho tuvo la previsión de establecer claramente en su testamento quién era el guardián del secreto. Lily... James Merlín, si supieran lo que Dumbledore había hecho los mataría.

¿Cómo pudo dejar que abusaran de Harry? ¿Qué clase de mujer era? ¡Y era su trabajo! Menos mal que ahora estaba en la cárcel, Lucius, fiel a su palabra, se había asegurado de ello. Jamás volvería a tener un trabajo relacionado con niños; jamás permitiría que otro niño que necesitara un trabajador social sufriera daños. Si Harry hubiera muerto... ninguna fuerza en este mundo lo habría mantenido a raya. Incluso si hubiera revelado el mundo mágico, nada más que vengarse le habría importado.

Saliendo de la habitación, comenzó a recorrer la mansión con una curiosidad sin sentido. La mansión Prince era estructuralmente un poco como Grimmauld Place, pero mucho más bonita... bueno, eso era decir poco. Grimmauld Place era tan desagradable, había odiado crecer allí, este lugar era hermoso y Harry crecería aquí. Suspirando suavemente, sus dedos recorrieron la pared, esto no había sido como él imaginaba que sería, atrapado en Azkaban imaginando su liberación y llegando a criar a su ahijado.

Sirius se detuvo en el marco de la puerta, mirando lo que sólo podía ser el dormitorio de Harry. Estaba llena de un surtido de juguetes y peluches infantiles. Un dragón verde galés de peluche, un peluche de animal que no podía ver bien pero los bigotes lo delataban, un simpático oso de peluche marrón claro con una camiseta púrpura con HS cosida sentado en el centro de la cama, hizo que su corazón se estremeciera dolorosamente. Harry no era un Potter; no, era un Snape... por mucho que odiara admitirlo, mejor un Snape que el cielo no lo permita, muerto. Le iba a costar mucho acostumbrarse; estaba tan acostumbrado a menospreciar a Snape y a hacer de su vida un infierno. Sin embargo, aquí estaba, formando parte de la vida de su ahijado, aún no entendía muy bien el porqué. Sabía que había una razón... pero no podía pensar en ella ahora mismo su mente estaba cansada al igual que su cuerpo. Entonces vio en la mesita de noche un gran álbum de fotos encuadernado en cuero y unas cuantas fotos en marcos. Una foto de Lily, James y Harry juntos, una con Lily y Snape juntos junto a un árbol, la última era Lily sola, sonriendo a la cámara con un libro de texto de Encantamientos en la mano como era de esperar. Lily rara vez estaba sin un libro durante los siete años que la había conocido en Hogwarts.

-¿Qué crees que estás haciendo?- exigió Severus mirando con desconfianza al heredero de los Black, que al doblar una esquina vio a Sirius Black mirando hacia la habitación de su hijo.

-¿Qué crees que voy a hacer? ¿Robar las pertenencias de mi propio ahijado? Estoy seguro de que podría encontrar un uso para un dragón animado de peluche- dijo Sirius, mordiéndose la lengua, maldita sea, esto era difícil.

-¿Animado?- se hizo eco Severus, asomándose a la habitación para descubrir que Black tenía razón, el dragón estaba animado. Harry debía haber aceptado y abrazado por completo su magia para que eso hubiera sucedido. Severus retuvo la sonrisa ante eso, bueno había tardado mucho en llegar, teniendo en cuenta que podía transformarse en gato y lo hizo más de una vez.

THE VOW AND ITS CONSEQUENCES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora