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Ajusto la temperatura del agua de la ducha para que las dos entremos.

Observo a fresita que revisa y huele todas las botellas de shampoo, acondicionador, jabón líquido, cremas corporales.

Ella coloca todos los envases alineados perfectamente en el estante de cristal transparente.

Cuando el agua está templada le doy la mano para que las dos entremos al chorro de agua.

Fresita deja escapar un suspiro de alivio cuando el agua tibia toca su piel.

"Es tan bueno estar aquí ahora con Rey y contigo Princesita."

"Ese bastardo del chef nos bañaba solo una vez por semana..."

Me comenta fresita mientras que lavo con delicadeza su cabello.

Con cuidado coloco su pequeña cabeza bajo el chorro de agua para que se enjuague el shampoo.

"Y cuando lo hacía llevaba una manguera para rociarnos con  agua fría mientras que se reia de nosotras..."

Sigo escuchándola mientras que deslizo con la delicada esponja el gel de ducha por su cuerpo demasiado delgado de la niña.

"El muy bastardo nos daba solo una barra de jabón delgada para que lucharamos por ella..."

"Las más fuertes o las más altas lo terminaban usando casi siempre..."

Ella da un suspiro largo.

Tanto horror que describe que no puedo creer que sea cierto.

Y que nadie haga nada detener a ese idiota!

Que un solo hombre tenga ese poder tan terrible y malévolo sobre varias mujeres es abominable en verdad!

"Y las que no conseguíamos nunca el jabón, nos bañábamos solo con agua fría..."

En este punto yo le estoy aplicando el acondicionador a fresita.

Es mi turno para lavarme el cabello y el cuerpo.

"No como aquí que tenemos el lujo de poder bañarnos en agua caliente..."

"Dentro de una ducha o una tina, las dos juntas sin pelear por el jabón!"

Fresita se rie mientras que unas lágrimas se deslizan por sus mejillas.

Puedo ver dolor en su mirada.

Detengo mis movimientos en mi cabello para abrazarla.

"Todo estará bien ahora, de acuerdo?"

"Rey no dejará que nadie nos vuelva a dañar nunca más!"

A menos que Rey mismo nos dañe.

"Princesa, es mi turno de lavarte el cuerpo."

Fresita me quita de las manos la esponja.

Coloca mas gel de ducha en ella y la desliza por todo mi cuerpo.

Siento como si tuviera una pequeña hermana conmigo en este momento.

Las dos terminamos el baño para comenzar el ritual de belleza después de secar nuestros cuerpos húmedos con una toalla.

"Incluso esto es un lujo para mí."
Fresita toma la toalla.

La desliza por su cuerpo como adorándose ella misma.

"Es tan suave y seca esta toalla."

"Alla, usábamos una para todas."

Tanto sufrimiento me parece inconcebible.

Dulce JuguetitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora