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Por más que intento dormir no puedo.

Este grillete me aprisiona de nuevo el tobillo y las antiguas heridas que ya estaban sanando vuelven a abrirse.

El dolor es como si me quemara la piel con hielo, es una sensación de ardor frío, duro y metálico.

Una vez me quemé con hielo cuando era más chica.

Dolió tanto que lloré una semana cuando me tocaba la herida.

Pero ahora se que llorar por este dolor no me traerá ningun beneficio.

Poco a poco los ojos se me cierran, más por lo aburrida que estoy que por cansancio y mi sueño rápidamente se torna en pesadilla.

En ella, en todas las pesadillas que he tenido desde que llegué aquí.

Corrección.

Desde que Rey me trajo aquí.

El villano.
El malo.
El monstruo.

Mi torturador siempre es él.

Los malos siempre tienen su cara, su voz, su cuerpo.

Él siempre es el protagonista de mi sufrimiento.

Siempre es el que me inspira terror.
Siempre me persigue, me acorrala como si me estuviera cazando, me destaza por completo.

Sus ojos pasan de café claro a rojos.

De su boca le salen dos largos colmillos de los cuales a veces, dependiendo de mi sueño, unas veces gotean sangre, otras gotean un líquido negro espeso.

Cuando me despierto empapada de sudor y respirando agitada me tardo más de varios minutos, no se cuántos la verdad, en poder acostumbrarme de nuevo a mi entorno y recordar dónde estoy.

De nuevo estoy encadenada aquí abajo.

Desde que me trajo a este sotano perdí la noción del tiempo, pues no tengo como medirlo, como cuantificarlo, aunque no se para que me serviría la verdad.

No salía a ninguna lado antes en mi antigua casa, la casa de mis padres y en este lugar menos.

Antes no se me permitía salir ni siquiera con mis amigas de la escuela, mi madre se la pasaba siempre ocupada en su trabajo como enfermera y no tenía nada de tiempo para mí.

Y mi padre...

Pues él intento de verdad darme una vida medianamente buena, a pesar de que ahora que lo pienso siempre dejó muchas pistas al descubierto...

Mi padre siempre fue un hombre gordo y calvo, usaba un peluquín en lo alto de su calva que a leguas se veía super falso.

Siempre me pregunte su necesidad de ocultar su cabeza sin cabello.

Cuando vivía con ellos, hace apenas un año mi vida era algo diferente.

Un año de mi agonía, de lenta muerte en vida esta a punto de cumplirse puesto que casi después de mi anterior cumpleaños fue cuando todo lo malo me pasó.

Y todo fue tan rápido que aún hoy siempre repaso en mi mente lo que sucedió, como sucedió y no encuentro el momento exacto en qué todo se fue a la mierda.

En fin, como te decía, cuando vivía con ellos tenía una habitación sencilla, con una cama individual que siempre rechinaba cuando me sentaba en el colchón.

Tenía un sencillo tocador de madera café muy clara, un pequeño escritorio de color violeta y un gran armario donde mis padres guardaban toda su ropa.

Aunque cuando me hice más grande comence a ser yo la encargada de tener ese armario en orden, cosa que me pareció entretenida los primeros meses.

Pero después me pareció que mis propios padres me trataban como una sirvienta en la casa y no como su hija.

Dulce JuguetitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora