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"Puedo tomar un sorbo de agua?"

Cuestiono de forma suave y con la cabeza agachada hacia Reynard quien no ha parado de alimentarme

"Agua?"

"Enseguida."

En este momento me es difícil distinguir si es el denominado "anciano" quien me responde o el bastardo hijo de puta.

Su doble personalidad ha estado confundiendome este tiempo.

"Toma mi adorada princesita."

La sonrisa liviana es característica del "anciano."

"Gracias."

Agradezco antes de tomar el vaso rosado con princesas de Disney.

"Aún tienes hambre, princesita mía?"

Niego con la cabeza antes de terminarme mi trago de agua.

"Entonces, puedo jugar contigo?"

Ay no...

Jugar?

Me hará algo...sexual?

"Está bien."

Debo ganarme al anciano.

Si puedo lograr que confie en mi, podré salir de aquí.

Tal vez pueda asesinarlo!

Pero, por ahora, todo lo que puedo hacer es seguirle la corriente.

"Excelente!"

"Dame tu pequeña mano."

Extiendo mi mano, pero entonces me doy cuenta que Reynard de nuevo aparece.

"Te diviertes con el anciano pusilánime?"

La mano de Reynard aprieta la mía antes de colocarla de nuevo en el reposabrazo.

Coloca de nuevo las ataduras en mi, provocando que mis venas sobresalgan.

"Acabemos de una puta vez con esto."

El pinchazo de la aguja es inevitable.

Intento no moverme, ni emitir ningún lamento por mi dolor.

"Lo único bueno del anciano es que te alimenta para que pueda extraer tanta sangre tuya como sea humanamente posible..."

"Sin matarte en el proceso."

Cierro los ojos mientras el sigue extrayendo el vital líquido de mis venas.

El mareo se apodera de mi.

Veo lucecitas destellar frente a mi...

Mi estómago protesta provocándome una arcada que no puedo controlar.

"Está bien, ya es el último frasco de sangre."

Parpadeo repetidamente antes de enfocar bien la imágen a mi costado.

Ese hijo de puta casi me deja sin nada de sangre!

"Con esto..."

Reynard, el malvado besa un frasco enorme lleno de mi preciada sangre.

"Con esto me harás millonario!"

"Y tu..."

No puedo defenderme de ninguna manera cuando Reynard se acerca a mi para besarme en los labios.

Su asquerosa lengua se desliza por mis labios antes de adentrarse en mi boca.

Una nueva arcada hace retroceder a Reynard quien alza la mano para abofetearme, pero...

Dulce JuguetitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora