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"Eso fue tan emocionante!"

"Ese Igor es un gladiador inigualable!"

Exclaman fascinados Reginald y Hendrick mientras admiran de cerca el cuerpo sin vida del pobre guardaespaldas que se llamaba Omar.

"En fin..."

"Transporten el cadáver a la morgue especializada y revisen que nos sirve!"

Pide de forma alegre Hendrick hacia dos Aaron clones que son sus aprendices de medicina.

Mi hombre y Hendrick han entrado al mercado de las costosas y clandestinas "refacciones humanas."

Y sus ganancias por vender órganos a millonarios enfermos y desesperados son exorbitantes!

"Lo haremos así doctor Stone!"

La tarde muere dando paso a la noche gloriosa, tranquila y deliciosa.

"Nos vamos a casa mi amor?"

Reginald me susurra en el oído mientras me abraza por la cintura.

"Si mi amor."

"Es hora de acostar a Mi Rey."

Tras despedirnos de Iris y Hendrick, quienes se dirigen a su impresionante casa, Greta se nos acerca.

"Mis niños, es tarde y quiero dormir."

"Mañana tengo muchos pedidos que terminar y envios que despachar!"

Sonriente, plena y con una peluca de cabello natural de color cobrizo, la hermosa, menos esquelética y amorosa Greta se despide de nosotros.

"Te amamos mamá Greta."

Reginald y yo decimos al unisono mientras la  abrazamos.

"Y yo los amo mis niños."

"Ahora vayan a descansar."

"Recuerda que mañana tienes una cita con alguien muy especial, Elizabeth."

Como olvidarlo!

Ella es una leyenda por sus orígenes y vida deplorable!

Pero a pesar de eso, ahora ella es una reina en sus tierras, la señora que ordena y toda una empresaria exitosa como yo.

"Lo recuerdo mamá Greta!"

"Descansa!"

Antes de subir a la camioneta, le pido a Reginald que caminemos al cementerio local.

"Claro que si mi amada reina Elizabeth."

Mi hombre me coloca su saco para que no pase frío antes de abrazarme por los hombros.

Es un romántico, perfecto y atento caballero conmigo!

Cuando acabamos nuestro beso amoroso caminamos al final de la calle para llegar al cementerio.

"Regina..."

Dejo sobra la tumba de los restos de la pobre niña original dos rosas que corté del jardín frente el cementerio.

"Descansa en paz Regina."

Decimos casi al unisono Reginald y yo.

A su lado, se encuentran las tumbas de mi madre biológica y de algunas otras pobre niñas que pudimos rescatar del basurero clandestino.

Soplo un beso a las tumbas antes de retirarnos en reverente silencio del cementerio.

"Es hora de ir a casa, muñequita."

Dulce JuguetitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora