QUINTO ACTO - Algo Peor que Morir [Libro Tercero]

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Estamos arruinados.

Las palabras de Sasuke se repetían en su mente, mientras que con la poca luz del amanecer observaba en su dirección. Desde que dormía junto a Itachi siendo una niña no compartía así su espacio con nadie. Recostada a su lado sintiendo el calor que irradiaba el cuerpo de su hermano putativo contra el suyo, mientras el frío de la mañana los golpeaba, meditó  con pesar las palabras que habían intercambiado la noche anterior.

Sin saber por qué, mirar a Sasuke la hacía sentir de la misma forma en que lo hacía cuando observaba la lluvia caer en Amegakure. Una suave melancolía que la hacía añorar el sol en medio de la oscuridad. A pesar de que sus brazos aún la sostenían como si quisiera impedir que huyera en medio de la noche, aquel acto de cercanía la acongojaba recordándole que había olvidado lo que significaba la compañía de alguien más, la proximidad de quien realmente añoraba. 

Abrumaba su corazón observar a Sasuke, ya que con los ojos cerrados y su desordenado cabello azabache cayendo por su hermoso rostro, lucía como Itachi.

Levantó con dudas su mano y con las puntas de las yemas tocó con suavidad la línea de su mejilla.

En el frío del amanecer se preguntó cómo habría resultado su vida si en vez de casarse con Itachi, hubiese sido Sasuke su esposo; quizás podrían haber encontrado felicidad juntos en ese lugar destruido por los fantasmas de todos los que amaban, reconstruido todo lo roto dentro de ellos e intentado reemplazar todo lo que estaba irreparablemente perdido.

No obstante, eso nunca sucedería. Sasuke era su hermano, no su esposo. Y con todo, en algún momento mientras ella lloraba había terminado así, en esa posición vulnerable y vergonzosa, recostada junto a él, tan agotada de ese peso en su pecho que sus ojos se habían cerrado para vagar en un mundo sin sueños ni colores mientras perdía la consciencia. 

Incluso creía haber susurrado que no la soltara antes de quedarse dormida y haber escuchado de vuelta, en una varonil voz ronca, que no pensaba hacerlo.

Con cuidado de no despertarlo se sentó sobre el tatami del corredor. La luz entraba por una de las ventanas polvorientas al final de la pared, en un halo dorado. A lo lejos, se escuchaban los pajarillos anunciando que el mundo no se detenía sólo porque ellos se hubiesen quebrado la noche anterior.

Estamos arruinados.

Hinata suspiró observando el perfil de Sasuke, recordando que alguna vez había sido también sólo un niño inocente que corría con una sonrisa por los corredores de ese hogar, como si lo pudiese ver ahí, frente a ella, diciéndole que Itachi sólo tenía tiempo para entrenarlo a él mientras le sacaba la lengua y se perdía por los corredores de la niñez.

Arruinados sonaba como una palabra tan irrevocable y desesperanzadora, que la imagen de ese niño se ahogó de pronto en una inexpugnable oscuridad tan gruesa como la melaza mientras se perdía en el corredor. La hacía pensar que sin importar qué sucediera cuando él despertara, el camino por el que transitaban por separado los llevaría a un lugar de ruina y miseria.

El Precio de la Paz [Naruto Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora