SÉPTIMO ACTO

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Séptimo Acto

AMANECER

El amanecer es ese periodo del día en que el cielo pierde todas sus estrellas

Abrió lentamente los ojos cuando el frío la hizo despertar. Estaba temblando ligeramente y su cuerpo se sentía adolorido. Había tenido la esperanza de que todo lo vivido durante la noche fuese un sueño o más bien una horrible pesadilla. No obstante, cuando sintió el pasto húmedo contra su cuerpo y notó que la fogata se había apagado, supo que no estaba imaginando nada, sino que todo lo que había pasado la noche anterior era real. Lo supo tan pronto el mundo a su alrededor se envolvió en completo silencio, cubierto por una luz que inhibía los colores de los bosques del país del Fuego.

El sol ni si quiera había aparecido en el horizonte. Lo sabía por el color gris del cielo que hacía que todo luciera apagado y sin vida. Sí, el mundo había cambiado evidentemente para ella la noche anterior y era como si esa mañana desabrida se lo recordase.

Y aún así, en medio de aquel frío y de un mundo insípido, encontró una extraña calidez contra su mejilla. Subió lentamente la mirada para entonces darse cuenta que había dormido apoyada contra una de las piernas de Itachi. Sonrió suavemente, sintiéndose de inmediato aliviada por su presencia y esperanzada de que éste le dijera que todo estaría bien y que pronto podrían volver a casa.

No obstante, las palabras que Hinata quería escuchar no fueron pronunciadas. De hecho, Itachi no parecía si quiera haber notado que ella estaba ahí ni que la fogata se había apagado. Por el contrario, miraba sus manos como si esperase encontrar algo que no había ahí, su mirada vacía, melancólica, tan descorazonada que el pecho de Hinata se apretó y su sonrisa se desvaneció.

Aún portaba su indumentaria de ANBU, cubierta con algunas manchas de sangre seca, y su protector de frente parecía tener un rasguño que tajaba el símbolo de Konoha. Su aspecto a la luz de esa mañana no la asustó tanto como lo había hecho durante la noche, pero sí la hizo sentir una angustia tan profunda que sus ojos se llenaron de lágrimas.

¿Qué era lo que estaba sucediendo? ¿Por qué habían huido de esa forma repentina de Konoha? ¿Quién era el hombre enmascarado que la noche anterior la había asustado tanto?

—¿Dónde...?

—Caminaremos nuevamente hoy —la interrumpió el pelinegro con calma y frialdad sin si quiera mirarla o darle la oportunidad de poder aclarar todas esas dudas que oprimían su pecho.

Fue entonces que Itachi se puso de pie y comenzó a caminar, sin mirar atrás para asegurarse de que ella lo siguiera, como si esperase que la pequeña Hyūga entendiera sin palabras en la situación que se encontraban, ¿Pero cómo hacerlo? Estaba asustada y confundida, hambrienta y cansada. Lo único que podía comprender era que si no se ponía de pie él la abandonaría en ese lugar.

Un escalofrío recorrió la columna de Hinata al observar que se alejaba de ella dejándola completamente sola, por lo cual forzó sus pequeñas piernas a levantarse del suelo para así poder seguir al adolescente lo más rápido que podía, siempre un paso atrás, observando en su espalda el emblema del clan Uchiha cubierto en sangre. Aquello la hacía sentir aún más miedo, preguntándose qué podría haber ocurrido para que su ropa luciera un aspecto tan atemorizante.

Si hubiese podido, habría llorado, pero extrañamente no tenía fuerza para hacerlo. Era como si todo eso fuese un sueño del cual estaba a punto de despertar, del cual realmente quería despertar. No obstante, el frío de la mañana la hacía comprender que todo aquello era más real de lo que le hubiese gustado que fuese, por lo cual siguió a Itachi entre la bruma del amanecer, en silencio, apretando sus puños y caminando lo más rápido posible para no perderse en el bosque.

El Precio de la Paz [Naruto Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora