Capítulo 3

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—¡Suerte que llegué justo a tiempo! —dijo Touya, respirando aliviado y relajando los hombros.

—¡Qué bueno que regresaste, hijo! —exclamó Nadeshiko, abrazándolo con ternura.

—Sí, bienvenido, hermano —dijo Sakura, sonriendo aunque su preocupación aún se notaba en su rostro.

—¿Por qué le abrieron la puerta a esos tipos? —preguntó Touya, frunciendo el ceño, visiblemente molesto.

—Pensamos que eras tú, hijo —dijo Nadeshiko, mirándolo con ojos suplicantes.

—Sí, pero si quieres estar molesto con alguien, es conmigo, porque yo fui quien les abrió la puerta. No quiero que te enojes con mamá, sino conmigo —dijo Sakura, adelantando un paso, decidida.

—No, hijos, no quiero que peleen entre hermanos —intervino Nadeshiko, su voz temblando de preocupación.

—Está bien, mamá, pero deben llamarme primero cuando alguien esté en la puerta para venir más rápido —dijo Touya, su tono suavizándose aunque aún serio.

—Sí, hijo, lo haremos —asintió Nadeshiko con una sonrisa leve, intentando calmar la situación.

—Sí, hermano —suspiró Sakura, aliviada.

—Sí, pero los monstruos no son de color verde y feos —dijo Touya, guiñándole un ojo a Sakura, molestándola.

—Hermano, tú siempre me estás molestando. ¿Cuándo vas a dejarme de molestar? Estás muy grande para seguir haciéndolo, debería darte vergüenza —dijo Sakura, cruzando los brazos y fingiendo indignación.

—Qué buenos hermanos son —dijo Nadeshiko, sonriendo con una mezcla de cariño y resignación.

—¡Claro que no! —dijeron Touya y Sakura al unísono, con un toque de burla.

—Voy a cocinar el almuerzo, espero que no estén peleando —dijo Nadeshiko, sacudiendo la cabeza mientras se alejaba hacia la cocina.

—No, mamá —dijeron Sakura y Touya, mirándose mutuamente con una chispa de desafío en sus ojos.

—Me voy a descansar un rato —dijo Touya, levantándose y estirándose mientras caminaba hacia su habitación.

—Entonces, buscaré en los periódicos un nuevo empleo y después me voy a estudiar —dijo Sakura, dirigiéndose a la mesa del salón donde había varios periódicos desordenados.

En la cocina, Nadeshiko se apoyó en el mostrador, preocupada.

—¿Qué debo hacer? No quiero dejar a mis hijos solos —suspiró profundamente.

Recuerdo

—Dígame, doctor, ¿qué tengo? —preguntó Nadeshiko, sentada en el consultorio con las manos apretadas en su regazo.

—Usted tiene colecistitis aguda y necesita una operación urgente. Si no lo hace, entonces le quedará muy poco tiempo de vida —dijo el doctor, mirándola con seriedad mientras sostenía un expediente.

—¿La operación es cara? —preguntó Nadeshiko, su voz temblando de preocupación.

—Sí, tiene un costo aproximado de 5 mil dólares —dijo el doctor, cerrando el expediente y mirándola con compasión.

—Pero en mi familia no tenemos esa cantidad, y además necesitamos dinero para pagar la deuda —dijo Nadeshiko, sus ojos llenándose de lágrimas mientras miraba al suelo.

—Lo siento, señora, pero debe realizarse la operación —dijo el doctor, levantándose y poniéndole una mano en el hombro.

—Veré qué hago, gracias, doctor —dijo Nadeshiko, levantándose con dificultad y dirigiéndose a la puerta, todavía en shock.

☆♡Cómo puedo convertirme en Ceo ♡☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora