Capitulo 19

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Umiko llegó al parque y saludó a sus amigas con una sonrisa radiante.

—Hola, amigas, ¿cómo están?

Michell la abrazó de inmediato, estrechándola con fuerza. Sus ojos brillaban con una mezcla de alegría y reproche.—¡Porque nunca recibí una llamada tuya! Te voy a matar.

Umiko, luchando por recuperar el aliento, intentó tranquilizarla mientras daba pequeños golpecitos en su espalda.

—Me estás abrazando muy fuerte, ya no puedo respirar. Lo iba a hacer, pero allá no había señal para llamadas. Sabía que te pondrías así.

Michell finalmente la soltó, cruzando los brazos y frunciendo el ceño, aunque sus labios dibujaban una sonrisa traviesa.

—Está bien, pero tenemos que compensar los días que no estuvimos juntas las tres, ¿verdad?

Milena, sonriendo con complicidad, asintió y se pasó una mano por el cabello.

—Sí, vamos primero a comprar y después a comer.

Michell giró la cabeza hacia Umiko, esperando su respuesta.

—Me parece bien, ¿y tú?

Umiko asintió con una sonrisa forzada, aunque en su mente pensaba en el apretado abrazo de Michell.

—Sí, vamos.

Mientras caminaban, Milena señaló hacia un grupo de personas cercanas. Sus ojos se abrieron con sorpresa.

—Umiko, ¿ese no es tu novio?

Umiko entrecerró los ojos al mirar en esa dirección, tratando de enfocar mejor.

—Sí, lo voy a saludar.

Pero antes de que pudiera avanzar, Michell la detuvo, agarrándola del brazo y llevándola detrás de unos arbustos cercanos.

—Espera, vamos a ver si está solo o acompañado.

Umiko suspiró, resignada, mientras se acomodaba detrás del arbusto.

—Está bien.

Milena, agachándose ligeramente para observar mejor, señaló de nuevo.

—Mira, una chica se acercó a él.

Antes de que pudieran reaccionar, la chica se inclinó hacia Samuel y lo besó en los labios.

Michell, con los ojos llenos de furia, apretó los puños y dio un paso hacia adelante.

—No puede ser, yo le daré una lección.

Umiko la detuvo rápidamente, sujetando su brazo con fuerza.

—No lo hagas, yo lo haré.

Michell retrocedió, aunque sus ojos seguían chispeando de rabia.

—Está bien, pero si te hace algo, le daré una lección.

Umiko agradeció el apoyo de sus amigas con una mirada y se acercó a Samuel con pasos decididos y el corazón latiendo con fuerza. Samuel, al verla, esbozó una sonrisa que pronto se desvaneció al notar la expresión severa de Umiko.

—Mi amor, ¿qué haces aquí? ¿Cuándo llegaste?

Umiko cruzó los brazos, manteniendo la distancia.

—Llegué hace dos días. Estoy pasando el rato con mis amigas. ¿Y tú?

Samuel intentó sonar despreocupado, pero la tensión en su voz era evidente.

—Nada, mi amor, te estuve extrañando. ¿Cómo te ha ido?

—Bien, ¿y tú?

Samuel asintió, forzando una sonrisa.

☆♡Cómo puedo convertirme en Ceo ♡☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora