"La hermandad tiene un toque a locura."
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| AUGUST |
Amanecer con un dolor de cabeza era la peor forma de comenzar el día, siendo un contratiempo las horas, la reunión de última hora avisada por mi padre se acercaba. Desde que abrí los ojos había tratado de conseguir calmarme, nada obtenía seguir lamentando mi maravillosa suerte. Cometí un error, bien lo empezaba aceptar después de haber discutido con mi padre. Luego de haber perdido mi presidencia. Tenía razón en algunas ocasiones, si las tenía, no lo negaba.
Pero no en querer controlar mi vida, no lo aceptaba. Menos interferir en mis problemas.
Si quería recuperar la presidencia estar sentado en el despachó principal con la copa rota en el suelo un día después de la discusión no obtendría absolutamente ningún resultado. Seguiría en lo mismo hasta que se acabe el nuevo día.
Aún estando lastimado.
No faltaron las miradas de algunos trabajadores que al sentir mi presencia actuaban como si fueran manejados con un control remoto caminando automáticamente, algunos sorprendidos por la sangre que cae en mi mano izquierda por la herida que tenía tras cortarme con el vidrio del vaso en un intento de calmar mi frustración, y otros solo se iban despavoridos al ver mi rostro. Sin importar el dolor y las miradas camino por los pasillos llegando al ascensor, siendo la mirada de la mujer causante de mi fracasó mirarme fijamente arreglando sus cosas del escritorio en una caja sin importancia ignoró olímpicamente marcando el número del piso. Minutos que lo único fue lograr disminuir la sangre con la corbata que tenía amarrando alrededor de mi mano fuertemente, gruño al sentir el dolor punzante.
Bufó al tener un día de mala suerte. Menos la gana de ver en éstos momento a estúpidos socios irrelevantes.—August, ¿Qué te sucede? —lo primero al abrirse la puerta fue el rostro de unos de los tantos socios mostrando sus dientes en una sonrisa irónica disfrutando mi aspecto. Acaso no era obvio mi estado.
—Algún problema.
—Estás sangrando, sólo preguntaba. No puedo preocuparme por un compañero de trabajo. Y bueno socio de alguna forma. —sarcástico sonríe ligeramente
—Bianco... Bianco... Bianco..., me siento estupendamente bien gracias por preguntar. Aunque no deberías. Solo ve a estudiar tus líneas o en pensar tus objetivos. Unos alcanzables por lo menos. Porque lo único que he visto durante años es tu decadencia eres pésimo tomando decisiones. Y por favor ¿socio? Tú, no lo eres. No eres mi socio. —sarcásticamente sonrió para salir del ascensor y seguir caminando.
—Escuché que James te revocó del cargó. Es verdad August.
—En esta empresa se han caracterizado por hablar tantas cosas. pienso que debería de cortar cabezas en esta junta. —habló aun dándole la espalda que al ver cómo una gota de sangre cae al piso sonrió al ver la cara de asco volviendo ver su rostro —Te da asco la sangré... Y eres valiente para enfrentarme, preguntar si mi padre me revocó del cargó... Pero no eres capaz de ver esto. —le acercó mi mano mostrando la sangre implantada seca en algunas partes —Olvídate de tus sueños de tomar el cargó, mi padre no te lo daría, eres un socio minoritario el cuál ninguno confía, pero mi padre se empeñó en tenerte por un favor, no sabes cuánto esperó una equivocación tuya para liberarme de ti. De joven pude tolerar varías indirectas tuyas las cuáles decías a mis espaldas cómo un cobarde, pero te equivocaste si piensas que seguirás nombrando mi nombre... Muy equivocado. Así que sólo aléjate que debo ir hablar con una persona más importante que tú... дурак. —sonriente continúo caminando, pero al sentir un fuerte ardor en la herida, abrí la puerta del despacho rápidamente al estar pocos centímetros mostrando al hombre que llamaba amigo —Necesitó tú ayuda.
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REYES DEL RENACER | AUGUST ©
Romance#Nuevaversion "A qué costó comprendería tu amor." Todo comienza con una mentira. Alice Thompson una secretaria por elección, es obligada a mentir tras haberse cruzado por segunda vez con el pasado tormentoso, siendo su jefe el principal autor de sus...