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| AUGUST |
El leve dolor de cabeza empezaba a ocasionar latentes palpitaciones, solo haber visto el lugar, su color monocromo llegaban leves recuerdos que intentaba olvidar y no seguír martirizado. Después de todo no era la ocasión debía de mantenerme firme, necesitaba estar dispuesto. Los sollozos de mi asistente se habían calmado, pero aun aquí teniendo presente sabía perfectamente que era solo un espejismo.
Cuanto tiempo había pasado, sinceramente ahora no importaba aún más cuando no teníamos noticias de su madre y ella tenía que realizar todos los papeleos sola estando solo a poco de derrumbarse si no estuviera aquí ayudándola.
Perder a alguien definitivamente no era nada sencillo, yo era prácticamente una de las tantas personas que durante la vida a perdido tanto.
—August. —escuchó su voz llamarme débilmente que al ver su rostro sus ojos verdes estaban teñidos de un rojizo color tras dar un leve sollozó silencioso —Por favor, es hora. —pide al ver mi estado
¿Cómo podía negarme?
Decir la verdad, era parte de todo.
Su sonrisa forzada daba a reflejar su tristeza creciente, aceptó tomando asiento a su lado en símbolo de apoyó, con frustración los minutos seguían pasando y no había noticias de su madre y bueno eso era prácticamente una mala señal. Intuitivamente tomo su mano que al cruzar nuestras miradas ella sonríe ligeramente revoloteando mi estómago al sentir su tacto. Aún podría soportar, ella era fuerte. De todas formas, no era normal sentirme tranquilo en una situación así.
―Tú madre estará bien. —digo al ver cómo cerraba sus ojos por el cansancio animando su estado de ánimo —Toma. —extiendo un pañuelo con el cual ella lo acerca a su rostro
¿Quién fué el causante?
Preguntaba constantemente al haber visto y ahora recordar los rasguños de su madre, lo adolorida que estaba, en presenciar cómo su padre había sido atacado.
Realmente esa pregunta era errónea cuando sabía perfectamente porque sucedió.
―Lamento lo de hoy, siento mucho tu pérdida en estas circunstancias Thompson. Crecí con la enseñanza de tu padre y sé qué tipo de hombre era.
―Tú lo sabías, pero aun así no tengo porque darte la culpa, no eres adivino para saber que hoy sucedería, verdad. Fui yo. No debí ir a trabajar. Debí quedarme en casa y ayudarlos en su problema. Fue mi culpa, si ellos no hubieran elegido protegerme nada de esto hubiera ocurrido. —habla rompiendo en llanto —Todo es mi culpa.
—No es tu culpa Alice. Tú no imaginabas que sucediera este accidente.
—Yo pude ayudarlos. Pero no lo hice. —arruga el pañuelo —Debí aceptar casarme con ése sujetó, aceptar la propuesta. Debí contactarme con él.
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REYES DEL RENACER | AUGUST ©
Romance#Nuevaversion "A qué costó comprendería tu amor." Todo comienza con una mentira. Alice Thompson una secretaria por elección, es obligada a mentir tras haberse cruzado por segunda vez con el pasado tormentoso, siendo su jefe el principal autor de sus...