CAPÍTULO 7

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Harha

Maggi me lleva al ático, Los miro de reojo cuando  suben una escalera estrecha, simplemente abres la puerta y ahí está la escalera, es como un pasadizo secreto. Subo los escalones con la mayor lentitud posible y me encuentro con un techo en forma de punta, es bastante alto ya que puedo pararme recta y aún así no tocarlo.

Hay una cama en medio pegada a la pared del fondo, una pequeña ventana en el cabezal y un burrito al lado de la cama, nada más.

—No hay nada, como dije, prefiero que elijas y decores tu.

Habla el señor Tomás.

Esta bonito. La pared está Blanca, puedo hacer un grafiti.

Sigo girando al rededor de la habitación.

Es bastante grande, cabe muy bien un escritorio, una estantería, un skate, un saco de boxeo, un puf.

Sigo mirando y veo de reojo como Tomás se sienta en la cama.

—Si maykel o Mike te dicen algo, cualquier cosa no les hagas caso. Vienes y nos dices lo que sea que te hayan hecho.

Lo miro y sonrió.

—Tranquilo, sea lo que sea que hagan puedo con ello.

***

¿Poder con ello?, claro que si ahora mismo mato a ese enano.

—¡¡Mike!!.

Después de la cena con esa perra de Adela, que no paró de hacer comentarios sobre mis padres verdaderos, Maykel se encerró en su cuarto con ella. Tomás y Maggi se fueron a una reunión, dejándome a cargo del diablillo llamado Mike.

¿El problema?

Que al muy cabron se le ocurrió echar jabón en los últimos dos escalones.

Conclusión.

Yo en el suelo, con un buen moretón en el culo y un dolor de mierda en el tobillo que me esguince en el accidente.

—¿Que sucede?— genial, ahora aparece el imbecil de su hermano mayor.

Cabe mencionar que no controlo a su chica en toda la cena, solo sonreía por sus estupideces.

¿Ya dije que se parecía mucho a don Tomás?

¿Don Tomás?.

Agito la cabeza y lo miro.

—Sucede que hoy abra un cadáver en esta casa.—me levanto como puedo, pero al apoyar el pie suelto un quejido.

El comienza a bajar las escaleras sin cuidado alguno y...

—¡espera!...

No le alcanzo a avisar y cae de la misma forma en la que caí yo, solo que el de boca y yo de culo.

Se levanta y queda sentado mirándome pasmado.

—¿Que mierda?.

— Tienes el labio hinchado.—le digo, claro que ignoro el hecho e que tiene sangre bajando por su barbilla.

HuérfanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora