CAPÍTULO 4.

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Estamos siendo guiadas al despacho de la madre superiora, ya que no nos encontraron en el desayuno  así que fueron a nuestra habitación, nos encontraron con la botella vacía y dormidas hasta la médula en mitad de la habitación.

Lo mejor de todo no es eso, si no que estamos empapadas ya que no hallaron mejor forma de despertarnos que tirandonos agua con un balde.

La monja golpea bien fuerte la puerta de la casucha y la madre superiora indica que pasemos.

Entro junto con ana y veo a un señor de pie en frente del escritorio.

— ¿que les sucedió?.

—madre, las encontramos en su habitación, dormidas y con una botella de vino de la iglesia. Al parecer robaron el vino en la noche y se lo bebieron.

La madre la mira sorprendida, le hace una seña para que se retire.

—¿porque hicieron eso?.

Con Ana nos miramos.

—porque nos estábamos despidiendo.

—si, lo más seguro es que no nos volvamos a ver y bueno, lo sentimos de verdad.

Ella se pasa una mano por el cuello y hace un ademán con la otra mano, como si estuviera alejando moscas.

—no importa, después de todo no puedo colocarles un castigo.—con ana nos miramos y la vieja carraspea.— Harha, él es william, esta encargado de llevarte al hotel para que descanses hasta que sea la hora de tomar el bus que te llevará a tu nuevo hogar.

El señor se gira y lo miro.

No es para nada un señor, es alto Moreno y tiene un piercing en la oreja derecha.

Elevo las cejas y estoy a punto de silbar, pero por suerte ana me da un codazo.

—un gusto señorita.—camina hasta los asientos y toma una bolsa, se acerca a mi y me la pasa.—eso se la manda la señora maggi.

Ojeo dentro de la bolsa de papel y es ropa. Genial, no andaré con ropa de monja afuera.

De monja no tienes nada.

No, pero eso el mundo no lo sabe.

Le sonrió y el se aleja.

—te irás con el en unos minutos, ve a cambiarte.

Le asiento y salgo con Ana de ahí.

-esta buenardo...— me dice Ana.

No le respondo nada solo camino.
Al llegar a la habitación me coloco lo que viene en la bolsa, son unos pantalones con las rodillas rasgadas, una polera de tirantes y una sudadera negra, también vienen unas vans negras.

Ana me acompaña al portón donde está el auto de william y me abraza. Se despide con una sonrisa y dice que pedirá el número de mis padres adoptivos para mantenernos en contacto. Me giró y me subo al auto sin mirar atrás...

Antes de salir completamente del orfanato abro la ventana y me asomó justo cuando la monja que me recibió el primer día estaba cerrando la puerta. Le gritó su nombre y ella se gira, le sonrió y le sacó el dedo de en medio.

—¡JODETE!.

Vuelvo a meterme en el auto y veo a william negando con la cabeza divertido.

***

Will me trajo a una habitación de hotel bastante lujosa. El avanza y me indica que puedo hacer lo que quiera, que si quiero comida el se encarga de traerla.

Miro toda la habitación y veo que el se dirige a unos sillones, lo quedo mirando.

Maldición es demasiado guapo.

Como dije es Moreno, tiene el pelo con rulos, ojos cafés oscuros, pestañas y cejas que enmarcan a la perfección su rostro...

Deja de babear.

Eso intento joder, pero es que no se puede.

Me acerco a el y intento establecer una conversación.

—Hey, ¿Trabajas hace mucho para el señor Tomás?.

El me mira y yo me siento en frente de él, cruzando las piernas. Me saco mi sudadera y la dejo a un lado, intento que al sacarme la sudadera se bajara un poco la polera de tirantes para que se viera más piel.

Siempre perra nunca imperra.

—No, solo un año.

Yo sonrió.

—Oh, ¿No debes ser tan viejo o no?.

—No, Solo tengo 20, ¿Esto es un interrogatorio?.—El levanta una de sus comisuras y me mira directamente a los ojos, el muy hijo de su madre no desvía la mirada, que solo la bajé un poco... solo un poco.

—Se podría decir que si, al menos para saber exactamente si me estoy metiendo en un problemas.—Digo mientras me levanto y camino hacia el.

No niego que sea Bonita, por que lo soy, pero eso no significa que todos los hombres caigan por mi.

Tanteo el territorio primero, me acercó despacio y cuando veo que el desplaza su mirada a mi cuerpo es cuando termino de acercarme por completo y me quedo parada en frente de el, mirándolo hacia abajo.

—¿Que haces?.—Me inquiere levantando la mirada, esta inclinado completamente en el sofá, apoyando su cabeza en el cabezal y coloca los brazos a los lados de forma más relajada.

Invitación a sentarte perra.

Esto hago.—
Digo y me saco la camisa de tirante en frente suyo para luego subirme a horcajadas encima de él.

El me está mirando sorprendido y no tarda mucho en agarrarme de la cintura cuando muevo mi cadera por encima de su regazo.

El se ríe y niega con la cabeza.

—Puedo meterme en problemas si se enteran de esto.

—¿Se lo dirás tú?.

El niega.

—Yo tampoco, así que no hay problema.

Le guiño un ojo, el me mira y se acerca para besarme a lo que yo me hago hacia atrás sonriendo. El me mira sorprendido y yo aprovecho para agarrarle con una mano el cabello y tirarle la cabeza para atrás, me inclino sobre el a la vez que muevo mis caderas, comienzo a besar y chuparle el cuello, el suelta algo parecido a un gruñido, de placer supongo, ya que me agarra más fuerte de la cintura y acerca una de sus manos a mi sostén.

Por hades huele exquisito.

Concentrate.

Logra quitar mi sostén y vuelve a intentar besarme, me quedo a centímetros de su boca.

—nada de besos...

El asiente y se saca la polera.

Hades, si hay más así en el infierno, porfavor llévame contigo.

HuérfanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora