Capítulo 2

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Finalmente llegué al departamento que ahora sería mi hogar, estaba amueblado por completo y además de tener un bar con todo tipo de tragos. El lugar era tan grande que incluso podría volar aquí y tendría espacio suficiente. Miré los grandes ventanales que me daban una excelente vista de toda la ciudad, incluso podía ver el monte del clan. Me acerqué al bar cerca junto a la sala y me serví una copa de whisky, mientras tomaba la bebida me acerqué al ventanal para admirar la vista, pero en ese momento suena mi celular y yo tuve que contestar la llamada.

-¿Sí?

-Eh, Dylan. Ya hice la revisión de las instalaciones, todo está en orden y algunos espacios incluso ya están habilitados para su uso -habla Rod, mi mejor amigo y mano derecha de la empresa.

A rod lo conocí en Italia por negocios, pero terminamos cayéndonos de maravilla y sus conocimientos me hicieron más fácil la tarea de manejar todo.

-Perfecto, pasado mañana comenzaremos con los planes para los empleados, si quieres puedes tomarte el resto del día de hoy y mañana.

-Gracias amigo, nos vemos.

-Adiós.

Colgué la llamada y lancé mi celular al sofá para luego beber todo el contenido de la copa y dejarlo en la mesa.

-¿Dylan? No me avisaste que habías regresado -sentí unas manos suaves acariciar mis hombros y luego pasar por mi pecho, comenzando a desabrochar mi camisa.

-¿Debería? -me di vuelta tomándo su cintura y sonriendo mientras la apegaba a mí-. Si yo puedo llegar a la hora que quiera.

-Lo sé, pero...

-Guarda silencio, no necesito de esto... -me quejé acercándome a ella y besando su cuello-. Mejor déjame tocarte hasta que tu cuerpo tiemble de placer.

Ella se aferra a mi camisa pero busca mis labios con necesidad, sonreí satisfecho y dejé que me besara mientras hacía que brincara para enrollar sus piernas en mi cintura y llevarla hasta el sofá donde la dejé antes de subirme sobre ella.

-Dylan... -susurra ella con ese acento francés que me gustaba.

Jennifer Parker... una hermosa mujer francesa, que sabe como complacer a un hombre, dispuesta a todo, hasta a venir a vivir conmigo a esta ciudad desconocida para ella. Pero lo malo es que a veces no puede llevar mi ritmo... y eso me molesta.

-Mhg... Es..pera un poco... -apoyó sus manos en mi pecho.

-Sabes que no lo haré -respondí desabotonando mi camisa que ell traía puesta como única prenda-. Te he dicho que odio que toques mis cosas, no vuelvas a ponerte mi ropa o haré que te echen de aquí, ¿lo has entendido?

Asintió rápidamente y yo continué a mi ritmo, quitándome mayormente la ropa, extendí mi brazo hasta el cajón de la mesita junto al sofá y saqué un condón que me lo coloqué con prisa, pues ya quería llegar a la mejor parte.

Realmente odio que otras mujeres se prueben mi ropa, la desordenan e impregnan su olor en ella como si quisieran marcar territorio como algún animal. Lo detesto. Y a ella ya le había dicho demasiadas veces que dejara de hacerlo, estaba perdiendo la paciencia y su buen cuerpo no iba a salvarla si seguía con esa actitud.

-Dylan, d..detente un segundo -habla entre jadeos mientras intenta detenerme con sus manos.

Harto, agarré estas con una de las mías y las coloqué sobre su cabeza para entrar en ella de una embestida, consiguiendo que soltara un quejido y gemido bastante fuerte.

-¿Realmente no sabes callarte? No quiero oírte pronunciar ni una palabra -espeté mientras me movía.

Volvió a asentir pero pronto perdió la cabeza y se arqueé mientras me recibía cada embestida profunda y placentera. Jennifer no podía aguantarse, incluso estaba creyendo que iba a correrse más rápido que otras veces. Me apretó con sus piernas y gimió más fuerte.

-Ja... y pensar que cuando te conocí eras callada y tímida... todo eso era puro show ¿no? -me burlé mientras observaba como sus senos rebotaban por la fuerza en mis embestidas.

La sostenía con una mano agarrando las suyas contra el sofá y la otra en su cintura mientras veía sus senos y expresiones al sentirme completamente dentro de ella.

Aunque si soy sincero, realmente no me atrae demasiado esta mujer, quiero decir... es perfecta, no por nada es una modelo, realmente hermosa pero aún así no me causa emoción, no siento interés más que placer. No importaba mi hora de llegada, tampoco importaba nada más que no fuera mi placer, sabía que ella siempre estaría aquí, dispuesta a todo y eso suele ser aburrido. Si la llamo para tener sexo vendrá de inmediato, es buena para satisfacerse pero hasta ahí.

-¡D..Dylan! ¡Oh Dios!

Me corrí luego de algunas embestidas más al igual que ella, salí de su interior y tiré el condón a la basura. Jadeé agotado por el largo día que tuve y agarré mis cosas para irme.

-La próxima vez que te vea usando mis cosas te sacaré, hablo en serio, Jennifer.

-Lo entiendo. Está bien...

La miré de reojo, tenía una sonrisa en el rostro de estar satisfecha, ¿me ha escuchado si quiera? No lo sé y tampoco me importa ya.

-Tomaré una ducha, solo, no quiero que vayas a entrar -advertí y sin esperar respuesta de su parte me fui al baño.

Mientras el agua tibia ayudaba a relajar mis músculos tensos me puse a pensar en varias cosas, como la empresa, los trabajos, como evitar que Jeniffer vuelva a tocar mis cosas y por último... pensé en Sarah. Realmente ha cambiado y se ha puesto más guapa, debía de protegerla mucho mejor para que un imbécil no intente jugar con ella solo para conseguir llevarla a la cama. Conozco a esos tipos de hombres muy bien pues pertenezco a ellos y lo admito aunque no sea algo de lo que enorgullecerme... así que sé como son y como piensan, y no permitiré que dañen a mi hermana... jamás.

APOSTEMOS A LA VERDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora