Capítulo 16

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Jamás perdí el control por un beso, así que no sabía qué era lo que estaba pasando conmigo. Todo pensamiento de cordura desapareció, es más, todo pensamiento lo hizo. Mi mente quedó en blanco y apenas pude concentrarme en otra cosa que no fuera el beso tan placentero de Jin. Me levanté sujetándola para sentara sobre la barra y seguir besándola con intensidad.
Ella acaricia mis hombros y baja por mi pecho ocasionando que mi cuerpo se erizara al sentir su tacto. Sentí la necesidad de llevar mis manos hasta su trasero y eso hice, pero de repente reaccioné, me separé de Jin cortando el beso jadeando. Era la primera vez que un simple beso me dejaba tan agitado.

-¿Huh? ¿Qué... sucede? -pregunta ella- ¿No quieres hacerlo conmigo?

Oh créeme que sí quiero, pero no cuando estás así de ebria.

-No es eso... te dije que no quiero hacerlo cuando están ebrias -respondí acariciando su mejilla.

-¡Sho no estoy ebria! -se queja.

Abrí los ojos de par en par cuando comenzó a tener arcadas, no me dio tiempo a apartarme y terminó vomitando sobre mí... Dios mío, esto es asqueroso. Por esto odio meterme con borrachas.

Suspiré mientras acariciaba su espalda, esperando a que terminase. Al hacerlo, quedó somnolienta en mi hombro y yo tuve que cargarla.

-Okey... prohibido alcohol para ti -murmuré llevándola a mi habitación para dejarla en mi cama un momento y pasándole el basurero.

Fui a buscar mis cosas y me di una ducha profunda pero rápida. Esperaba que el olor saliera por completo.
Cerré la llave del agua al acabar y me cambié de ropa antes de salir y acercarme a Jin, que había terminado de vomitar. La cargué de nuevo, evitando cualquier mancha de vómito y la llevé hasta el baño. La senté en la taza del inodoro, aunque ella se abrazó a sí misma para evitarme.

-Okay, colabora conmigo y quita los brazos -pedí estirando un poco su camisa.

-¿Ahora sí quieres...? Pues sho ya no, hm -se cruza de brazos como una niña pequeña y yo resoplé.

-Bien, tú lo pediste -resoplé.

Agarré sus manos con una de las mías y las sujeté por sobre su cabeza para comenzar a desabotonar su camisa con una mano mientras ella se quejaba y forcejeaba.

-¡No!... Déjame... ¡Pervertido!

Saca sus alas para golpearme con estas antes de cubrirse por completo. Mi paciencia se había acabado.

-¡Dios, bien! Quieres quedarte con vómito encima, pues es tu problema... -me levanté-. Yo no tengo porqué estar soportando esto, no es mi trabajo.

Iba a irme pero sentí que jalaba de mi remera levemente, volví a mirarla solo para notar que mantenía su cabeza gacha y apenada. No dijo nada, solo se sonrojó y se apartó escondiendo de nuevo sus alas. Entendí enseguida, dudé por un segundo antes de bufar y volver a acercarme. Me agaché hasta su altura y me dediqué a desabotonar toda su camisa, esta vez, sin que ella me detuviera o se quejara.

La miré a los ojos mientras deslizaba la camisa hasta sacársela, mordió su labio inferior con vergüenza pero no se opuso. Bajé mis manos hasta sus pantalones y lo desabotoné lentamente para darle tiempo a negarse si ya no quería que siguiera con esto. Pero no lo hizo. Se lo quité y me alejé de ella un momento.

-¿Puedes bañarte tú como mujer independiente o necesitas ayuda? -pregunté.

Ella se queja haciendo una mueca y estira sus brazos hacia mí como pidiéndome que la levantara.

-Supongo que yo... -murmuré dejando escapar una leve risa antes de cargarla.

Jin se inclina y deja caer su cabeza hacia atrás consiguiendo que su pecho se alzara. Miré arriba enseguida.

-Dios, sé que he pecado pero te pido que me des fuerzas y resistencia -pedí en murmullos.

-¿A quién le hablas? -pregunta ella.

Negué con la cabeza riendo y la dejé en la bañera en lugar de la ducha, dejé que el agua llenara la bañera y ella suspiró un poco. Jin se recarga por uno de los costados cruzando sus brazos y apoyando su cabeza en ellos.

-Oye... -llamó mi atención.

-¿Huh?

-¿Tú... crees que tengo un mal cuerpo? -pregunta sorpresivamente-. Porque no es tan bueno como el de otras chicas...

-¿Ah? ¿A qué viene eso? -cuestioné frunciendo el ceño.

Ella se encoge de hombros y mantiene la mirada en el suelo sin decir nada. Suspiré pesadamente.

-Está bien si no quieres responder... después de todo, creo saber la respuesta...

Me sorprende que pensara esto, ¿Después de todo lo que estuve intentando para conquistarla piensa que creo que su cuerpo es feo?

-No sabes lo que dices -respondí deteniendo el agua cuando la bañera ya estuvo lo suficientemente llena.

-Solo digo la verdad...

-Claro que no es así -espeté pero luego resoplé-. Escucha... tu cuerpo... tú, toda tú es perfecta, así que no entiendo porque creer que no... Tienes a tantos hombres detrás de ti y no te das cuenta.

Ella se queda en silencio al igual que yo luego de eso, agarré una esponja para comenzar a pasarla por su cuerpo. Ella aún tenía puesta su ropa interior aunque molestara un poco para lavarla, pues también estaba mojada de vómito. No me quejé, pues no iba a quitárselo, pero ella sola pareció notar lo incómodo que era porque se removió y se quitó el brasier ella misma.

-¿Qué haces? -aparté la mirada.

-Molesta, ¿no? Solo intento facilitarte las cosas.

-¿Facilitar? -reí con ironía-. No sabes que esto es más difícil para mí...

-¿Huh?

Negué con la cabeza cerrando los ojos y reuniendo toda mi fuerza de voluntad para concentrarme. Abrí los ojos para verla a los suyos y concentrarme en solamente ellos, era mucho mejor. Volví a tallar su cuerpo con la esponja pero ahora siendo aún más cuidadoso de no tocar de más.

APOSTEMOS A LA VERDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora